Hoy 6 de mayo se cumple el 482 aniversario desde que, durante el conocido como Saco (saqueo) de Roma, las tropas de Carlos I de España y V de Alemania intentaran asesinar al papa Clemente VII, en las escalinatas de la misma Basílica de San Pedro, en el Vaticano, siendo masacrados sus defensores, la Guardia Suiza, cuyos supervivientes consiguieron escoltar al papa para refugiarse en el Castel Sant'Angelo. Sí, las tropas del catolicísimo rey de la catolicísima España, padre-inspirador del Concilio de Trento, que desarrolló la Contrarreforma católica, frente a la Reforma protestante, atacó a la misma ciudad del Vaticano y al mismo papa católico en tiempos de fanatismos religiosos en Europa, causando destrozos por doquier. Esta fecha es la escogida hasta la actualidad por la Santa Sede para incorporar nuevos miembros de la famosa Guardia Suiza.
La Guardia Suiza es el ejército del Vaticano. La última teocracia que queda en Europa, supuesta creación del mismo Príncipe de la Paz (Jesús de Nazaret), tiene un ejército (¿para extender la paz y el amor por el mundo, como mandó su fundador?). Es la única religión que tiene un cuerpo armado propio, pero formado por mercenarios procedentes del país alpino. De escasas dimensiones (un centenar de miembros) en la actualidad, está formado por jóvenes solteros, entre 19 y 30 años, de nacionalidad suiza y de religión católica. Últimamente han sido noticia por su escasa eficiencia. Recordemos el atentado a Juan Pablo II, y sus rencillas con la policía (italiana) que presta servicio en el minúsculo estado. Hoy son noticia porque el comandante de este ejército ha anunciado la posibilidad de admitir mujeres en su seno. Y me he acordado de los escándalos que han salpicado a este hermético cuerpo armado, como hermético es todo lo que se cuece en los pasillos de las oficinas y dependencias papales: extrañas rencillas, muertes, enfrentamientos, suicidios, han salpicado estos palacios, asuntos que recuerdan las novelas conspirativas y esotéricas, como El código Da Vinci, tan de moda en los últimos años. Pero un caso se hizo célebre hace años, en 1998, la muerte del matrimonio Estermann y el suicidio de su asesino, el cabo del cuerpo, Cédric Tornay. Alois Estermann era comandante de la Guardia, muy próximo al Opus Dei, y de tendencia homosexual. Y fue asesinado junto a su esposa por el cabo, por negarle una promoción en el cuerpo, según la versión oficial vaticana. Se habló, no obstante, de que los militares eran amantes (y habían tenido una trifulca sentimental), y de que este tipo de relaciones homosexuales se dan con mucha frecuencia, siendo llamativas en unas tropas tan reducidas. Curioso, el estado más homófobo de Europa tiene la proporción más alta de gays en su ejército. Y me pregunto: ¿Será esta medida, de incluir mujeres en la guardia suiza, un intento de que los reclutas persigan colarse bajo las faldas de las soldadas, antes de que quieran introducirse bajo las faldas y sotanas de obispos, cardenales, presbíteros o hasta las del mismísimo pontífice?. Tal vez, otro entresijo para escribir un libro digno de alojarse en el Archivo Secreto del Vaticano. ¿No os parece así, amigos de la nave del misterio?.
La Guardia Suiza es el ejército del Vaticano. La última teocracia que queda en Europa, supuesta creación del mismo Príncipe de la Paz (Jesús de Nazaret), tiene un ejército (¿para extender la paz y el amor por el mundo, como mandó su fundador?). Es la única religión que tiene un cuerpo armado propio, pero formado por mercenarios procedentes del país alpino. De escasas dimensiones (un centenar de miembros) en la actualidad, está formado por jóvenes solteros, entre 19 y 30 años, de nacionalidad suiza y de religión católica. Últimamente han sido noticia por su escasa eficiencia. Recordemos el atentado a Juan Pablo II, y sus rencillas con la policía (italiana) que presta servicio en el minúsculo estado. Hoy son noticia porque el comandante de este ejército ha anunciado la posibilidad de admitir mujeres en su seno. Y me he acordado de los escándalos que han salpicado a este hermético cuerpo armado, como hermético es todo lo que se cuece en los pasillos de las oficinas y dependencias papales: extrañas rencillas, muertes, enfrentamientos, suicidios, han salpicado estos palacios, asuntos que recuerdan las novelas conspirativas y esotéricas, como El código Da Vinci, tan de moda en los últimos años. Pero un caso se hizo célebre hace años, en 1998, la muerte del matrimonio Estermann y el suicidio de su asesino, el cabo del cuerpo, Cédric Tornay. Alois Estermann era comandante de la Guardia, muy próximo al Opus Dei, y de tendencia homosexual. Y fue asesinado junto a su esposa por el cabo, por negarle una promoción en el cuerpo, según la versión oficial vaticana. Se habló, no obstante, de que los militares eran amantes (y habían tenido una trifulca sentimental), y de que este tipo de relaciones homosexuales se dan con mucha frecuencia, siendo llamativas en unas tropas tan reducidas. Curioso, el estado más homófobo de Europa tiene la proporción más alta de gays en su ejército. Y me pregunto: ¿Será esta medida, de incluir mujeres en la guardia suiza, un intento de que los reclutas persigan colarse bajo las faldas de las soldadas, antes de que quieran introducirse bajo las faldas y sotanas de obispos, cardenales, presbíteros o hasta las del mismísimo pontífice?. Tal vez, otro entresijo para escribir un libro digno de alojarse en el Archivo Secreto del Vaticano. ¿No os parece así, amigos de la nave del misterio?.
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