Como avancé ayer, el espectáculo al que asistí de la Feria del Teatro fue El duende y el reloj, de la compañía de Javier Latorre. Este bailaor, bailarín y coreógrafo valenciano afincado en Córdoba nos deleitó con un montaje que asombró, creo, a la mayoría de los que estábamos allí. Al menos a mí, que esperaba un espectáculo flamenco tradicional, y me encontré con una obra teatral cantada y bailada, y algo más.
Y ese "más" era la armoniosa combinación de baile, cante, dibujos animados, proyecciones, efectos especiales, y texto declamado (sí, como en el teatro tradicional, lo que lo acercaba a una especie de ópera flamenca) que daba vida a un libreto, un cuento, del profesor de guitarra francés, con destino en tierras cordobesas, Philippe Donnier. Un texto ideado para impartir clases de flamenco en los colegios. Se notaba el carácter didáctico del argumento. Y también es sorprendente ese mestizaje entre autor francés, coreógrafo valenciano, bailaores y bailaoras de diversas apariencias étnicas y nacionalidades (habían hasta una bailarina negra y la que interpretaba al duende tenía acento mexicano, creo), en un montaje flamenco, tan español.
Un duende, que primero nos aparece en forma de dibujo animado, y que después cobra vida en una bailaora, llora y de una de sus lágrimas nace la Luna. Satélite que se convierte en el reloj, con el que va el duende interactuando para descubrir el compás, los diferentes ritmos o cadencias que identifican cada palo en el flamenco. Un grupo de bailarines (o bailaores) ayudará al duende a entender la complejidad de la composición musical, y su relación con el tiempo y hasta la ciencia. Un grupo ayudado por personajes como Salvador Dalí, Albert Einstein (en guiñol), Leonardo da Vinci, o Renne Descartes, dando su visión entre tiempo, arte y música, para instruir al duendecillo, la personificación del "duende" flamenco, en plena formación.
La dirección escénica es de Pepe Quero (Los Ulen), la música de Ricardo Rivera y Vicente Amigo, y el vestuario de Juana Martín. Fue estrenado en el pasado 7 de julio en el Festival de la Guitarra, de Córdoba. Y aquí la representación gustó. A mí me resultó un poquito largo, (dura una hora y media, en dos partes, y para mi el flamenco se toma en pequeñas dosis) pero en conjunto me pareció un excelente inicio (personal) de los espectáculos de esta Feria teatral. Empezamos bien.
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