Los apellidos paternos no tendrán prioridad sobre los de la madre
De acuerdo con esta nueva legislación, las parejas y matrimonio podrán seleccionar el orden de los apellidos de sus hijos, algo que ya se modificó en la reforma del Código Civil de 1999. Sin embargo, en caso de no ponerse de acuerdo, el juez hará prevalecer siempre el orden alfabético y no la opinión del padre. De esta manera se penalizan los apellidos que comiencen por las últimas letras del abecedario.
Hoy la noticia ha saltado no solo a los medios, sino también a los blogs. Ya hay bastantes que han opinado al respecto. Desde que se centran en las consecuencias jurídicas, o culturales, hasta quienes consideran que hay cosas más importantes que hacer por la igualdad real y efectiva entre los españoles. Soy de los que piensan así, que esto no contribuye a una mayor igualdad entre hombres y mujeres, ni entre individuos en general, independientemente de su sexo. Y sí crea además muchos problemas prácticos, además de la ruptura cultural.
Soy miembro de una familia extensa. Mi padre tuvo muchos hermanos, de diferentes padres y madres, por sucesivos matrimonios, tras el fallecimiento de los respectivos cónyuges. Así, mi abuela paterna se casó con mi abuelo, el Domínguez, después de haber estado casada con otra persona, de la que tuvo una hija, mi tía Amadora, que a su vez tuvo sus correspondientes descendientes, con sus apellidos por vía paterna y materna. Curiosamente ninguno coincidente con los míos. Así que tengo primos hermanos cuyos apellidos no coinciden en nada y vivo sin prácticamente relación familiar con ellos, tras la muerte de mi padre. A otros parientes ni los conozco y de algunos he oído hablar alguna vez, como de personajes históricos se tratase. Me imagino que en lugar de seguir la vía normal de filiación se pudiese haber dado lo que nos permitirá (de aprobarse) la nueva legislación sobre el Registro Civil: a las diferencias de edad que ya tenemos (muchos de mis parientes en grado más cercano incluso han muerto ya) se unirían los diferentes órdenes de los múltiples apellidos en juego. Vamos, que si ahora me cuesta saber quienes son mis familiares, en la nueva situación se volvería prácticamente imposible contactar con primos hermanos, por ejemplo, con apellidos diferentes y además alterados (por el dichoso orden alfabético) que vivan o hayan vivido fuera del municipio de mi actual domicilio. Y eso sin contar con los pleitos (bastante habituales, por cierto) en caso de reparto de herencias u otros problemas patrimoniales familiares No me satisface el cambio propuesto. Y hay otras cuestiones que igualar prioritariamente, por ejemplo en materia de salarios entre hombres y mujeres, antes que contribuir a una confusión innecesaria. Desde luego quedaremos iguales, pero igualmente confundidos, liados, igual de perdidos, y también nos quedaremos igual en materia de injusticias sociales.
Una cagada, esta ocurrencia de liarla con los apellidos de los inocentes niños. ¿Por qué no dejar que sea cada ciudadano, cuando adquiere la mayoría de edad, quien decida el orden o prioridad de sus apellidos?
ResponderEliminarUn sobrino político mío así lo ha hecho; ahora, en lugar de llamarse López Pérez (es un decir), se llama Pérez López, y santas pascuas. Ha pagado sus correspondientes tasas, claro está, y todos contentos. Pero es el caso que en los registros civiles figuran los nombres por el orden tradicional, de manera que puede componerse su árbol genealógico sin dificultad.
Y ahí es a donde voy. Veréis.
Como me gusta saber quiénes fueron mis antepasados, teniendo en cuenta que los registros civiles fueron quemados en Palma durante nuestra guerra civil del 36, acudo a la Parroquia y consulto en los libros sacramentales salvados de la quema por el párroco don Juan Navas (hoy informatizados) y ello me permite averiguar los parentescos que me unen con gran parte de los palmeños de hoy; gente, por cierto, de diversa índole social, ideológica, etc.
Y eso me hace sentirme más unido a mis semejantes que si no conociera los vínculos de consanguinidad que con ellos me unen.
Si la medida que pretenden imponer estas lumbreras hubiera estado en vigor tiempo atrás, ¡adiós, pampa mía! Aquí nadie sabría de sus orígenes y vínculos familiares más allá de sus abuelitos; y eso, con buena memoria.
¡Te digo que...!
Gracias, CreatiBea.
ResponderEliminarOctavio, ese último ejemplo es la misma razón por la que discrepo de la reforma. Ya se pueden cambiar los apellidos, y el nombre también, cuando se es mayor de edad, pero se puede rastrear la filiación en el registro. Además si tanto duele que sea el apellido preferente el del varón, y se quiere ser feminista, que se cambie por el de la mujer, preferentemente. Todos sabemos que la mujer es la que se queda embarazada y pare a los hijos/as por lo que sería hasta de justicia, y además la filiación también se podría rastrear haciendo el árbol genealógico sin problemas de ningún tipo. Pero dejar la resolución de una discrepancia a algo tan arbitrario como es el orden alfabético, es una tontería que dará lugar a problemas que ahora no existen.
2ª parte: Y el problema se da precisamente porque lo que se pretende es resolver una discrepancia de los padres, justo en el momento de la inscripción registral. Con lo que se puede romper ese rastro tan importante sobre la filiación, al no quedar prueba, como ahora.
ResponderEliminarUn sabio y elegante procedimiento de ordenar los apellidos es el de los portugueses. No sé a ciencia cierta si sigue en vigor (espero que sí), pero históricamente los portugueses ponen el apellido materno en primer término y el paterno en segundo lugar. Sin embargo, a la hora de transmitir sus apellidos a sus descendientes, transmiten el paterno.
ResponderEliminarUn ejemplo aclarará esto: Nuestro pintor Velázquez era hijo de español y portuguesa. Su nombre completo era Diego de Silva y Velázquez; Silva por su madre, Velázquez por su padre. A sus hijos, sin embargo, les transmitió el apellido Velázquez, pero en segundo lugar, y así sucesivamente, de generación en generación (por cierto, que los reyes españoles son descendientes de Velázquez, lo que les honra).
Así, todos contentos; se ostenta durante toda la vida el apellido materno en primer lugar y se transmite el paterno a los descendientes en segundo lugar.
La vida para la madre; la muerte (la sucesión) para el padre. Perfecto.
Saludos.
Hombre yo creo que es una medida para aumentar la natalidad, como hoy día muchas parejas no quieren tener más que un hijo pues a partir de ahora dirán; mira al primero le ponemos primero los apellidos de la madre, al segundo los del padre y si hay un tercero por orden alfabético jejeje. Ya en serio no me parece mal y no cuesta apenas dinero sólo que cambiaría lo del orden alfabético por la suerte si no en unos años nadie se apellida Zalacain.
ResponderEliminarPues sí, es un curioso, elegante y sabio modo de colocar los apellidos, Octavio. Por cierto, eso que dices de los reyes españoles como descendientes de Velázquez (un descendiente de judíos conversos, por cierto) no lo sabía, y es muy interesante. Saludos.
ResponderEliminarSiguiendo con tu broma, Quinto Forajido, te aclaro que cuando se alteren los apellidos en un hijo, ese mismo orden se debe mantener en sucesivos hijos/as aunque se hayan arrepentido los padres (otro defecto de la reforma). Lo que propones del sorteo es lo vigente en Alemania. No es lo perfecto, pero al menos permite que los apellidos sí "estén en plano de igualdad".
ResponderEliminarLo del orden alfabético y que se inscriba así en el registro es para mí la barbaridad. Y daos cuenta de su repercusión: en estos días hemos conocido la intención de la Real Academia de la lengua de modificar el alfabeto. Desaparecen las "dos eles" (ll) y la "ché" (ch) como letras autónomas. El apellido López, ahora, tendría preferencia por ejemplo al apellido Llamazares. Con el cambio (arbitrario, sin ningún fundamento científico) pasará lo contrario. Así que no es la igualdad sino la voluntad de unos eruditos la que ordenaría los apellidos. De risa.
1ª parte:
ResponderEliminarLa reina doña Sofía es nieta en décimosegundo grado de Velázquez, y su hijo, el actual Príncipe de Aturias, lo es en décimotercer grado.
He aquí la genealogía:
I. FRANCISCA, hija de Velázquez y de su esposa Juana Pacheco. Apadrinada por el Rey Felipe IV, casó en 1643 con Juan Bautista Martínez del Mazo, pintor también, discípulo y ayudante de su suegro, que alcanzó la dignidad de maestro y pintor de cámara del heredero de la Corona, el malogrado príncipe Baltasar Carlos.
II. MARíA TERESA MARTíNEZ DEL MAZO, hija de los anteriores. Nacida probablemente en 1648. Contrajo matrimonio en 1666 con el hidalgo don Pedro Casado y Acevedo.
III. ISIDRO CASADO, hijo de los anteriores. Nacido en 1667. Fallecido en 1739. Creado vizconde de Alcázar y marqués de Monteleón en 1701. Diplomático, representó a España en las negociaciones de Utrecht. Casó en 1698 con doña María Francisca de Velasco.
IV. ANTONIO CASADO, hijo de los anteriores. Nacido en 1703. Muerto en 1740.Marqués de Monteleón, embajador del Rey de España. Contrajo matrimonio en 1721 con Enriqueta Margarita Huguetau.
V. ENRIQUETA SUSANA CASADO, hija de los anteriores. Nacida en 1725 en la Embajada española en La Haya. Fallecida en 1761. Contrajo matrimonio en 1746 con el conde Enrique de Reuss-Küstritz, señor de Reichenfels.
VI. FEDERICA LUISA DE REUSS-KOSTRITZ, hija de los anteriores. Nació en 1748. Murió en 1798. Se casó en 1767 con Juan Christian, conde de Solms-Baruth.
VII. AMELIA DE SOLMS-BARUTH, hija de los anteriores. Nacida en 1768. Fallecida en 1847. Se casó en 1789 con el príncipe Carlos Luis de Hohenlohe-Langenburg.
VIII. ERNESTO CHRISTIAN CARLOS, PRíNCIPE DE HOHENLOHE-LANGENBURG, hijo de los anteriores. Nació en 1794. Murió en 1860. Se casó en 1828 con la princesa Feodora de Leiningen, hermanastra de la Reina Victoria I de Inglaterra.
2ª parte:
ResponderEliminarVIII. ERNESTO CHRISTIAN CARLOS, PRíNCIPE DE HOHENLOHE-LANGENBURG, hijo de los anteriores. Nació en 1794. Murió en 1860. Se casó en 1828 con la princesa Feodora de Leiningen, hermanastra de la Reina Victoria I de Inglaterra.
Saludos. IX. ADELAIDA VICTORIA, PRINCESA DE HOHENLOHE-LANGENBURG, hija de los anteriores. Nacida en 1835. Fallecida en 1900. Contrajo matrimonio en 1856 con el príncipe Federico Christian, duque de Schleswig-Holstein-Sonderburgo-Augustenburgo, uno de los linajes más antiguos del mundo.
X. AUGUSTA VICTORIA, PRINCESA DE SCHLESWIG-HOLSTEIN, hija de los anteriores. Nacida en 1858. Muerta en 1921. Casada en 1881 con el que algunos años más tarde sería S. M. Guillermo II, Emperador alemán y Rey de Prusia.
XI. VICTORIA LUISA, PRINCESA IMPERIAL DE ALEMANIA Y PRINCESA REAL DE PRUSIA, hija de los anteriores. Nacida en 1892. Contrajo matrimonio en 1913 con S. A. R. el príncipe Ernesto Augusto, duque reinante en Brunswick y Luneburgo, jefe de la Casa Real de Hannover.
XII. FEDERICA, PRINCESA REAL DE HANNOVER, hija de los anteriores. Nacida en 1917. Contrajo matrimonio en 1938 con el futuro Rey Pablo I de los helenos.
XIII. SOFíA, REINA DE ESPAñA, hija de los anteriores. Nacida en 1938. Casada en 1962 con Don Juan Carlos I de España.
XIV. FELIPE DE BORBóN Y GRECIA, PRíNCIPE DE ASTURIAS, hijo de los anteriores. Nacido en 1968. Descendiente directo de los Reyes españoles y continuador de la Casa Real. Nieto en décimotercer grado de Velázquez.
Por dicha razón, el príncipe Felipe es tan aficionado a mostrar exposiciones de Velázquez.
Claro que, es posible que tú y yo también seamos nietos del eximio pintor, Schevi, porque ¿cómo se podría controlar la descendencia natural de tantos próceres?
Ya sabes… por aquello de lo que no tiene enmienda.
Saludos.
Muchas gracias, Octavio Junco, por tu explicación pormenorizada. Los lectores lo agradecerán. Y de los descendientes bastardos ya sabemos que se pueden escribir enciclopedias enteras, jajaja. Cualquiera sabe....
ResponderEliminarSaludos
Me gustaría poder hablar con el señor Octavio Junco, mi e-mail es margut76@hotmail.com. Si fuese tan amable de ponerse en contacto conmigo, estaría muy agradecida.
ResponderEliminarGracias
No sé si tendrá conocimiento de su petición, señora anónima, pues la entrada es ya antigua. No obstante he decidio publicarla. Aclaro, además, que no puedo facilitar datos de esta persona.
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