Ayer, como es costumbre los viernes, fuimos a cenar a casa de mi suegra. Mi cuñada Lolita había regado y fumigado el patio, para cenar allí, pues hacía calor y quería evitar que nos asaltasen los insectos. De pronto empezaron a salir bichos del sumidero que hay en el centro del patio de la casa. Y Anamari gritó: "¡Una curiana!". Salieron del sumidero una, dos, tres, más de siete u ocho curianas. Y las íbamos rematando mientras iban saliendo, buscando aire sin contaminar por el insecticida. Curiana, ¿qué es una curiana?
Una curiana es una cucaracha, sea hispánica o europea, la cucaracha negra, la más conocida por nosotros, o americana, la más habitual en estos tiempos, en los que terminará desplazando a la especie autóctona esta cucaracha roja, venida de ultramar. Las que salieron del sumidero eran americanas. La palabra curiana es más corriente en zonas rurales para referirse a la cucaracha, ese insecto que se convierte en una plaga, sobre todo en verano. Hacía tiempo que no oía referirse a ella con esta palabra.
En el diccionario de la Real Academia aparece y remite el término a cucaracha. No la he encontrado en el Diccionario de Uso del Español, de María Moliner, curiosamente, aunque sí en el Diccionario del Habla Cordobesa, de Alberto Díaz-Villaseñor. Curiana hace referencia también a curia, tribunal, especialmente en la antigua Roma. Y de aquellos tiempos viene la famosa, entre los juristas, "Causa curiana", que enfrentó a Lucius Licinius Crassus al también cónsul y su cuñado Quintus Mucius Scaevola, sobre la interpretación de los testamentos. Un apasionante debate, sin duda.
Como apasionante fue la etapa de juventud, cuando mi amigo Pepelora se inventaba frases ininteligibles con las que desconcertar al personal. Por ejemplo: "¿Si tú piriquindolo?". O la que viene a cuento de este vocablo que hoy comentamos, y que le oí una mañana durante el recreo del instituto, cuando cursábamos bachillerato, en el bar del Zapaterillo, en medio de un barullo de alumnos y alumnas considerable, intentando pedir el desayuno. Dijo al dueño: "¿Arrí tanté la curiana?". Manolo, sin inmutarse, y seguramente, no queriendo quedar mal, tras preguntar varias veces qué le estaba diciendo, contestó: "No, Juliana, no ha venido a trabajar hoy". No sé si existía la tal Juliana, pero él no se sintió burlado, o, al menos, si así fue, devolvió la broma con más arte del que esperábamos. Las risas fueron el corolario de aquel diálogo de besugos. Y nos fuimos a desayunar a otro bar.
Así pues, la incluimos en el Diccionario Palmeño de la Parcelilla, que ya estamos en tiempos de calores y de molestas plagas.
Curiana.
1. f. Cucaracha. Insecto repugnante (sobre todo para las madres, esposas, hermanas y cuñadas) que invade por las noches nuestros hogares, buscando comida en las despensas y alacenas. Vive en lugares húmedos, como sumideros, desagües, alcantarillas, tuberías...y corre a gran velocidad, siendo difícil matarlos, si le damos un pisotón, a menos que se tenga habilidad para el baile o la gimnasia, o se use un buen insecticida. Suelen aparecer por las mañanas patas arriba, haciéndonos creer muchas veces que se han muerto, y asustándonos si les damos la vuelta al querer aplastarles en el suelo, pues corren de nuevo como Lázaros resucitados. Dicen que si el género humano desaparece de la faz de la Tierra, por ejemplo por una guerra o accidente nuclear, las curianas nos sobrevivirán ocupando ya todo nuestro nicho ecológico, sin competidores.
2. f. Famoso pleito de jurisconsultos romanos, antecedente histórico de la tradicional ojeriza entre cuñados y otros parientes por afinidad, máxime cuando se trata de repartir los bienes dejados en testamento por nuestros ancestros.
3. f. Supuesto mote o alias de Juliana, tal vez una cuñada de un famoso tabernero palmeño, que casualmente no vino a trabajar en aquella mañana en que el amigo del humilde autor de este diccionario intentó desayunar, pidiendo la tostada con manteca colorá, y haciendo uso de su gracejo particular a la hora de innovar el lenguaje.
Las cucarachas me dan un asco terrible. Recuerdo que una vez en un hotelucho de mala muerte en Tenerife descubrí que podian subir por las paredes (antes creía que sólo iban por el suelo). Me desperté de madrugada y vi una en el cabecero de la cama, como comprenderás ya no dormí más...
ResponderEliminarCon esta palabra tengo un problemilla en catalán, con tantos años de prohibición todavía hay mucha gente que no controla todo el bocavulario y algunas palabras parece que cuesta que entren en la mollera. Siempre que digo que las "paneroles" me dan mucho asco tengo que acabar aclarando que hablo de las cucarachas... Eso también me ocurre con los berberechos (esos no me dan asco, al revés) pero en catalán se llaman "escupinyes" y parece que casi nadie se ha enterado.
Bueno, estaba cambiando de tema.
Un saludo
A mí asco no me dan, pero me asustaría que alguna me subiese por el cuerpo, como cuentas, por ejemplo: durmiendo. A mi mujer si le dan mucho asco y sí me asusta cuando se pone a dar gritos al ver alguna. Al final termino matándola yo. A la cucaracha, claro, jajajaja. Ella fue la que recordó la palabra curiana.
ResponderEliminarUn saludo
Será lo mismo, María. Algo andaluz.
ResponderEliminarSaludos.
Que buenos tiempos aquellos y qué cachondeo pasabamos y qué memoria tienes. Un abrazo.
ResponderEliminarpepelora
Sí, nos lo pasábamos bien. Seguro que por eso será que me acuerdo.
ResponderEliminarUn abrazo, amigo.
El 'curianing' deporte mundial!! donde este un buen arpargate en desuso y una cucaracha hermosa... anti estres total!! Y el desaogo q queda?. jajaja
ResponderEliminarJajaja, menudo deporte. Divertido sin duda.
ResponderEliminarEn Granada se utiliza la palabra Curiana para definir las semillas de las chirimoyas.
ResponderEliminarMuchas gracias, Antonio. Con lo que me gustan las chirimoyas y están llenas de curianas, jajaja. No obstante seguiré comiendo chirimoyas, sobre todo si son de Alumécar, de Granada.
ResponderEliminarQuise poner Almuñécar.
ResponderEliminarEn Granada, mi madre siempre llamaba curianas a las cucarachas, sobre todo a las negras. Ella decía que eran negras como los curas antiguos.
ResponderEliminarHola, en mi casa se les llama también Curianas sólo a las negras.Creo que en homenaje a los curas de sotana.jejeje.Sevilla.Un saludo
EliminarJajaja, puede que el nombre venga de ese oficio sacerdotal en su denominación popular. No lo había pensado, pero sois dos ya quienes hacéis referencia a eso. Tiene su gracia.
ResponderEliminarQue asco por Dios!!!
ResponderEliminarVengo de urgencias se me a metido una por el oído hoy mismo.
Que cosa más asquerosa ��
Y ahora con antibiótico por si acaso
Lo siento, hija. Que te mejores
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