domingo, 18 de septiembre de 2011

Descubrimiento cinematográfico

Cuando era joven participé de la creación y en toda la vida de la asociación cultural Vientos del Pueblo. Esta asociación nació en Palma del Río en la Transición y duró varios años, siendo su raíz ideológica de signo izquierdista. Fue como una explosión creativa en un país todavía encorsetado por los restos de la dictadura franquista. No solo las asociaciones de vecinos, sino también otro tipo de entidades privadas, como las asociaciones culturales, abrieron las puertas tímidamente a cierto ámbito de libertades, que el poder nos negaba en el espacio público. Con la consolidación de la democracia, y teniendo ya cauces normales para la participación, sobre todo política, este tipo de asociaciones fueron retrocediendo en protagonismo, y algunas desaparecieron. Eso le pasó a Vientos del Pueblo, que, además, sufrió la división entre sus miembros destacados, "fichados" por diferentes partidos (sobre todo de la izquierda), y viviendo su "canto del cisne" particular con la campaña sobre el referendum de la OTAN.

Pero no a la asociación en sí es a quien dedico hoy el post, sino a una de sus secciones, o comisiones, cuyas actividades más repercusión tuvieron. Me refiero al Cine Club. Éste desarrollaba su labor de proyecciones, fundamentalmente, en el salón de actos del Colegio Salesianos. Durante mucho tiempo, cada sábado era obligada la visita al cine club. Muchas películas, sobre todo de contenido político o social, propias de los años 70 y principios de los ochenta, fueron proyectadas cada semana, terminando la sesión con el consabido cineforum, donde nos deleitábamos, además, comentando, como verdaderos entendidos en cine, la película y dando rienda suelta a cualquier discusión política o filosófica que nos sugiriera ésta. Más de un problema tuvimos por ello. Recuerdo el caso del ciclo de cine cubano, que dio que hablar. Aunque también géneros más divertidos y "menos intelectuales" tuvieron su hueco en la programación.

Nosotros nos encargábamos de todo. Incluso el operador que proyectaba era mi amigo Leonardo, que se había "criado" (además de en el bar de su padre, el bar Chirlanga) en el cine San Miguel, aprendiendo el oficio de proyectar los rollos de celuloide . La comisión de cine, un grupo no cerrado de amantes del séptimo arte, escogía las películas a exhibir. Muchos catálogos, de los que ofrecían cine para otras salas que no fuesen comerciales, se repasaban una y otra vez en busca del título ideal para proyectar, de acuerdo con sus gustos, convicciones, ideales u otros objetivos. Alguna vez asistí a las reuniones de la comisión (lo mío era ir de espectador, fundamentalmente, porque me interesaban más otros grupos dentro de la asociación), y recuerdo un título que provocaba la risa nada más leerlo, aunque no sabíamos de que iba la película. Se llamaba "Un elefante se equivoca enormemente". A nosotros nos parecía propio de película para niños, de dibujos animados, o algo así. Así que siempre se quedaba sin escoger. Alguna vez alguien incluso, tras repetirse su lectura en voz alta en el listado, se atrevió a sugerir que la encargáramos, para quitarnos la curiosidad y "romper moldes". No se proyectó nunca, que yo recuerde. 


Hoy me he acordado y gracias a internet he localizado la película. Nada más lejos de lo que creíamos. Un elefante se equivoca enormemente es una película para adultos. Una comedia francesa de 1976, dirigida por Yves Robert, y protagonizada, entre otros, por el gran Jean Rochefort. Según algunos, es la película en que se basaron para hacer "La mujer de rojo". En fin, se desveló el misterio. No era infantil, pero seguro que nos hubiéramos divertido mucho viéndola. Algún día intentaremos repescarla.

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