Soy miembro de la ONG Médicos Sin Fronteras desde hace años. Contribuyo exclusivamente con la cuota de socio y algunas aportaciones extraordinarias, no como cooperante. Siempre me han caído bien estos médicos y otros voluntarios de diversas profesiones que van por el mundo intentando arreglar problemas de salud de quienes menos posibilidades tienen de acceder a los servicios sanitarios de los que disponemos en otros países desarrollados, sean por motivos de pobreza crónica o por conflictos internos o entre territorios vecinos. Así que decidí ayudar, haciéndome socio.
El mes pasado recibí, como muchos, una carta pidiendo colaboración para la intervención de esta organización en un conflicto largo y terrible, como es el que se vive desde hace años en Somalia. Las dificultades por las que pasan las organizaciones humanitarias en lugares donde el estado no existe, como es aquí, y donde diversos grupos armados campan a sus anchas, son enormes. "Porque, tras 20 años de conflicto armado, Somalia está asolada", como nos decía la médico Carolina Nanclares en su carta escrita en Liben, Etiopía.
Hoy hemos conocido que dos cooperantes españolas de Médicos Sin Fronteras han sido secuestradas en Kenia, por una banda procedente de Somalia. En uno de los campos de refugiados, el de Dadaab, donde hay casi 400.000 personas hacinadas. Eso es lo que se encuentran quienes se afanan voluntariamente por procurar la salud y por contrarrestar el hambre de estos refugiados. Además de los inconvenientes "normales".
Parece que ya han sido localizadas y están bien, aunque el conductor que les llevaba, cuando fueron raptadas, esté herido de gravedad. Espero que se solucione pronto y bien este secuestro. Que queden pronto en libertad e indemnes. No es justo que, quienes de forma solidaria y altruista dan su esfuerzo y su tiempo, sean tratadas de esta manera.
Espero que se solucione rápido.
ResponderEliminarLo que no entiendo es que tengan como política el trabajar sin protección.
Yo tampoco lo entiendo, Euphorbia. Algunas veces tanta buena voluntad y tanto creer que todo el mundo es bueno es simple ingenuidad.
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