Cayetano Martínez de Irujo, conde de Salvatierra, salió ayer en el programa de Jordi Évole, Salvados. Y se despachó muy a gusto en el "apartamento" que tiene su hermana Eugenia en una de las fincas de la familia. Al hijo de la duquesa de Alba no le gusta que los trabajadores del campo cobren el PER. Pero le gustan las subvenciones que la Unión Europea le da a su empresa agrícola. Y eso que el administrador de las tierras opinaba que era injusto que se subvencionen las "hectánreas" y no la producción. Al hijo de la duquesa le gusta Duran i Lleida, claro, opina como él: que la gente en Andalucía no quiere trabajar.
Cayetano fue sincero y no amenazó (en serio, porque de bromas sí) al entrevistador, como hacía antes cuando le acosaban los reporteros de la prensa del corazón. Él dice que no es de este tiempo, que no le entendemos. Que su familia no tiene dinero (solo patrimonio), que nunca han sido ricos (lo serán sus jornaleros). El dinero que le da la Unión Europea se lo gasta en jornales (y el dinero que gana con la explotación de las fincas ¿en qué?). Que en las "subcontratas" de sus empresas el 30% era fraude (y ¿por qué no lo dununció?). Que casi estaban arruinados, pero que dan trabajo (¡si no queremos trabajar!, ¿a quién?). Tantas hectáreas repartidas por toda España (25.000)...y ellos en la miseria, porque los subsidios hacen que la gente joven no tenga ganas de progresar. Tres millones de euros sí que son progreso, no los 400 que cobran los jornaleros del PER.
Es verdad, no le entendemos. No entendemos cómo nos acusa de vagos este "deportista reconocido internacionalmente". Tendríamos que postrarnos ante su caballeresca munificencia. Él, que es un gran noble, miembro de una de las más poderosas y antiguas familias de España, propietaria de señoríos, tierras, feudos, desde hace siglos. Al que le gustaría resolver los problemas, no como ahora (algo tan engorroso, pacífico), sino como en la Edad Media, con la espada: "te reto en duelo". Y que gane el mejor, o sea, el más fuerte. Su portentoso "curriculum profesional" le avala. Por eso le va que ni pintado el disfraz de rey, sus galas, su túnica, sus armiños, las sedas...la corona (¡ah, la corona!).
Ayer, viendo la televisión, sentí asco, rabia, indignación. Y decía que no sabía que significa la palabra "señorito". ¿Y tú me lo preguntas?
Si que se despachó a gusto el señorito, más claro agua, oyendole hablar tuve la sensación de que este pintas vivía en otra dimensión. me dió tanto asco que tuve que cambiar de canal por un momento para no hacerme mala sangre, y hoy lo he terminado de ver por internet, no tengo palabras.LUI
ResponderEliminarYo me lo tragué entero, LUI. Pensé: "éste, como ha ganado el PP, ya se cree con derecho a desempolvar la armadura y liarse a espadazos con los plebeyos". Mi mujer y yo nos quedamos pasmados. Repugnante.
ResponderEliminarTienes razón, María: hacemos de estos personajes el modelo de lo que queremos ser. Incluso de lo que creemos ser. Además de comprar el Hola, nos compramos el polo con un caballo de 10 centímetros en el pecho o con una bandera de España que lo cruza, como si fuésemos señoritos en el club de campo. Y nos dejamos patillas de torero decimonónico y llevamos a nuestros niños al colegio religioso, para "codearnos" con quienes se parecen a este señor. Y terminamos votando al PP porque "los rojos se cargan España", aunque ese mismo señorito u otro similar sea el que haya dejado sin trabajo a nuestro padre o a nosotros mismos...pero, claro, la culpa es de Zapatero. Y ya, para colmo, este tipo y los que piensan como él, porque tuvieron la suerte de tener una familia con patrimonio, se quejan de que los parados cobren el subsidio. Y encima le damos la razón.
ResponderEliminarTenemos lo que nos merecemos...
Saludos.
El impresentable se definió cuando dijo que le gustaría vivir en la ¡¡¡Edad Media!!! De señor feudal por supuesto, no de plebeyo, porque él es de alta cuna.
ResponderEliminarAdrian, por eso busqué una imagen donde se le reconociese, según sus gustos, y que no fuese la de montar a caballo. Esas galas medievales...solo le falta la espada. Vamos, que este es uno de los nobles chuletas al que le daría pal´pelo el "Águila Roja" de la televisión, jajaja. Y, si es lo que le gusta, yo le ayudaría como un "Satur" más. O le transformaba en un jornalero más, para que aprenda a sobrevivir sin sus tres millones de euros de subvenciones europeas.
ResponderEliminarHabía una duquesa, condesa o baronesa roja pero lo normal es que si naces en ese ambiente te hagas un hipócrita porque es la única manera de defender tus privilegios de cuna totalmente injustos y anacrónicos.
ResponderEliminarQuinto Forajido, te refieres a Isabel Álvarez de Toledo, duquesa de Medina Sidonia, que murió en 2008. La llamaban la "duquesa roja". Era de lo poquito que "se salía del molde". Pero, en general, los nobles actuales no se distinguen precisamente por su "progresismo". Mira a Pío García-Escudero, conde de Badarán, y presidente del Senado por el PP. Ya se sabe: la cabra siempre tira al monte.
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