Ayer, entre los turistas y peregrinos, también se presentaron en la plaza un grupo de "indignados" italianos y otros procedentes de diversos países, como Francia o España. Al igual que estuvo ocurriendo en muchas plazas y calles del mundo el año pasado, estos manifestantes acamparon en la plaza de San Pedro, para protestar por el trato de favor que recibe la Iglesia por parte de los Estados. "Hemos venido a manifestarnos en San Pedro para apropiarnos de una plaza que, como todas, debe ser del pueblo. El nuestro es un gesto simbólico para denunciar que el Vaticano tiene muchas riquezas y no paga tasas, no sufre la crisis", afirmó Giovanni, de 24 años, uno de los pocos 'indignados' que hablaba italiano, pues la mayor parte eran franceses, españoles y de otros países europeos, según las agencias. Como uno de ellos consiguió saltar una de esas vallas de madera y subió al árbol de navidad que todavía adorna la plaza, la policía lo detuvo con otros dos más. Luego intentaron identificarlos y cargaron contra los acampados. Como vemos en las imágenes de la RAI, la violencia se cebó contra los ocupantes, que gritaban contra la brutalidad policial. Y lograron expulsarlos de allí ¡Qué diferencia con estas otras imágenes!
En ellas vemos a Jesús de Nazaret expulsano a los mercaderes del templo. Entonces, el templo, la "Casa de Dios", estaba ocupado por comerciantes, prestamistas, banqueros y otros "agentes económicos". Jesús los echó. Ahora, en el Vaticano, el "Estado de Dios", en un mundo gobernado por financieros y bancos, cuando son los pobres, los desahuciados, los parados, los jóvenes sin futuro, los que quieren establecerse allí, es la autoridad eclesiástica la que llama a la policía para que los expulse.Y luego se quejan de que haya gente que no simpatice con ellos.
Fariseos!!
ResponderEliminarSiempre ha habido de esos en la casa del señor... parece. ¿No, Alfonso?
ResponderEliminarQue poco hemos cambiado en 2000 años.
ResponderEliminarNicolás, parece que solo le han dado la vuelta a la tortilla. Ahora los ricos son los que echan a los pobres del templo.
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