Feliz solsticio. Mitra tauróctono vuelve.

Acabamos de pasar el Solsticio de Invierno. No muy lejos de aquí, hace 60 años, unos agricultores descubrieron, mientras preparaban el terreno para plantar un árbol, una escultura romana. Era una huerta cercana a la llamada Fuente de las Piedras, donde brota un copioso manantial, un terreno próximo a la ciudad de Cabra, en Córdoba. La antigua ciudad, que los romanos llamaron Egabrum, escondía una villa, que salió a la luz gracias a esta feliz coincidencia. Los agricultores llevaron la escultura al secretario del ayuntamiento, que la trasladó al Museo Arqueológico de Córdoba, donde está ahora. La escultura representa a Mitra, el dios de origen persa, que los romanos consideraban el Sol Invicto,  poseedor de un culto nacido dos mil años antes de Cristo. Es una escultura singular, pues es de bulto redondo, exenta, no como la mayoría de las representaciones de Mitra, que son pinturas o bajorrelieves. Las otras dos esculturas similares que existen están expuestas en el Museo del Vaticano y en el Museo Británico. 

Los atributos de Mitra fueron tomados por el cristianismo para adornar la figura de Jesús. Su nacimiento, su muerte, su resurrección, sus exigencias morales fueron acopladas a la vida y enseñanzas del nazareno, y alguno de los ritos de su culto mistérico fueron incorporados al cristiano. Incluso en la escultura vemos al toro, animal que en estos días está en declive como componente del portal de Belén, gracias a Benedicto XVI. Esta hermosa escultura del siglo III (d.c.) demuestra que aquí ya se adoraba a esta figura, antes de que Constantino pusiera en primera línea de su imperio a la religión venida de Oriente Medio. Los habitantes de esta zona de Córdoba ya celebraban el nacimiento de un dios el 25 de diciembre, cerca, como no, del Solsticio de Invierno. ¡Feliz solsticio!