martes, 5 de marzo de 2013

Los polémicos puentes de Calatrava


El arquitecto e ingeniero Santiago Calatrava siempre ha estado envuelto en la polémica. Recordemos aquí en Andalucía el Puente del Alamillo que se construyó para la Expo 92 de Sevilla. Supuso un enorme gasto y no se llegó a ejecutar la idea original, que consistía en dos estructuras como la actual, una simétrica de la otra. Otras obras suyas tampoco se libran de críticas, como la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, comunidad donde nació él y donde, se dice, tiene grandes amigos y benefactores, conseguidos por  la relación que se le supone con el PP, partido gobernante. Lo cierto es que durante años se puso de moda, y no solo él mismo, sino su estilo, que vemos en numerosas construcciones que quieren representar la modernidad, sobre todo en aquellos tiempos en que el mundo del ladrillo, la construcción, desempeñó un papel importante en la política y la economía a todos los niveles.


En Bilbao también tienen su puente del mismo autor. Y también está rodeado de polémica. En año pasado lo pude fotografiar. Las críticas aquí vienen de su peligro. El puente tiene una pasarela de losetas de cristal que se rompen, y además son muy resbaladizas. Algo normal por la lluvia, tan corriente en el País Vasco. 


El ayuntamiento bilbaíno se ha gastado unas buenas cantidades en reparaciones e indemnizaciones por las caídas de los peatones. Así que decidieron colocar una estera antideslizante. El arquitecto les demandó por ello, además de por unir el puente con otra pasarela de otro arquitecto japonés.


Como se puede ver, la estera o felpudo no embellece el puente, pero es imprescindible para andar por él y no verse involucrado en dolorosos y costosos accidentes. Es éste uno de los casos donde el prurito estético del artista choca con la funcionalidad y con el sentido humano de la arquitectura, la ingeniería y el arte en general. La polémica terminó en los tribunales, que, desgraciadamente, terminaron dando la razón al "artista", obligando al ayuntamiento a indemnizarle. Pero la estera sigue, afortunadamente, allí. 


Hace algo más de cuatro años, en nuestro viaje de novios a Italia, también nos encontramos con otro puente del arquitecto valenciano. Fue en Venecia, ciudad de canales y, lógicamente de puentes, que sirven para pasar de una a otra orilla de dichos canales. Todos conocemos de una u otra manera el puente más famoso, el Puente de Rialto, que cruza el gran canal veneciano. Una joya que permite a ambos lados de la pasarela disponer de pequeñas tiendas, además de las barandas, con la rampa en medio. 


El puente de Calatrava veneciano es más simple, la pasarela que vemos en la imagen del principio y esta otra con más amplitud. Y también es polémico, como nos contaron entonces. Elevado precio de construcción, que pasó de los 4 millones iniciales a 11 millones de euros, y elevado coste de mantenimiento. Tanto que el Tribunal de Cuentas italiano ha decidido reclamar al valenciano y a sus responsables técnicos una costosa indemnización (más de dos millones de euros)  por los costes de una obra que no termina nunca, gracias a las frecuentes reparaciones. Para colmo no está adaptado para el uso por los minusválidos y también, como el de Bilbao, es resbaladizo, cuando llueve, lo que hace que algunos hablen ya de la "maldición Calatrava". Está claro que, pasada la fiebre "moderna" de años pasados, ya no es tan apetecible tener en tu tierra una obra de Calatrava.

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