Distraídos nos tiene el primer secretario del PSC, del partido de los socialistas catalanes, el socio del PSOE en Cataluña. Pere Navarro primero pide que el rey abdique, para que su hijo Felipe liderase una "segunda transición" con "profundos cambios y la modernización" que necesita España. Menudo embolado le metió a Rubalcaba con semejantes declaraciones en febrero pasado, que se desmarcó de lo dicho por el socio catalán. Ahora, sin embargo, tras la marcha independentista del pasado 11 de septiembre, el mismo Navarro pide que el rey medie entre la Generalitat catalana y el Gobierno español, para solucionar el conflicto: "sería bueno que la Corona arbitrase una segunda transición". No ha especificado si primero debía abdicar Juan Carlos para que el rey fuese su hijo, como dijo en febrero, pero da a la monarquía el mismo papel de ejecución de una segunda transición. El matiz está en que además ejercería de árbitro entre Mas y Rajoy. Es decir, si está poco enfangado el asunto, mete en la refriega política al monarca, como si pudiese sacarse un conejo de la chistera, en forma de proceso constituyente. Este hombre no para de darnos sustos.
Mañana se celebra la Fiesta de la Rosa, una convocatoria que hacen los socialistas catalanes para iniciar curso político. Asistirá Rubalcaba. Veremos qué opina sobre esta propuesta. Sabemos que propugnan ambos un estado federal, pero discrepan sobre la consulta que piden los independentistas. Mañana deberán aclarar posturas. Y más si le recuerdan a Alfredo los periodistas las palabras de Navarro sobre la Corona liderando una "segunda transición". A mí me dan miedo semejantes vaivenes. Echar al monarca y luego pedirle que se ponga al frente de la transformación de Estado es una incoherencia. Y no me extraña que esto ocurra. Pese a lo que Pere Navarro diga, el fomento del independentismo tiene mucho que ver con la política desarrollada por el tripartito donde gobernó el PSC con ERC e IU. El PSC no era independentista y su electorado se nutría de obreros emigrantes andaluces y extremeños fundamentalmente, además de clases medias y trabajadores catalanes, no de nacionalistas. Y estos bandazos el electorado los castiga con saña, como hemos visto en las elecciones y hasta en esas encuestas recientes que darían la victoria a los independentistas de pedigrí. No me sorprende que el "partido hermano" del PSOE en Cataluña vaya como va. Es necesario que se aclaren ya. De ello depende también el futuro del socialismo español en su conjunto, donde los catalanes, con los andaluces, han sido el sostén fundamental de esta formación política. A ver si se enteran y nos dejamos de frivolidades.
De acuerdo totalmente, Schevi.
ResponderEliminarEs muy difícil y sacrificado (a veces casi, casi imposible) ser socialista a tiempo total, sin excedencias, sin vacaciones, sin abandonos veleidosos y sin terceras vías.
Igualmente, es muy difícil ser totalmente de izquierdas. Lo mismo.
Por eso, cuando al catalán socialista (o socialista catalán, que tanto monta monta tanto) se le ocurrió la ocurrencia de meter por medio al sr. Borbón para darle un (?) protagonismo, yo me dije pa mis adentros: "¡Vaya socialista".
Pero al instante rectifiqué y me dije: "No se puede ser de izquierdas todo el rato. Es imposible.
Si se fuera de izquierdas de verdad, debiéramos gastar las energías en buscar el camino por donde se va a la república y no en dar protagonismo a esa caduca y antidemocrática institución".
En fin, yo no entiendo nada, no me hagas caso, pero creo que tienes mucha razón.
Saludos,
¡Cómo no te voy a hacer caso, Jesús! Mucha gente piensa igual, que no se puede poner una vela a Dios y otra al Diablo y salir indemne. Si se pone el acento en el nacionalismo, se beneficia a los nacionalistas. Y entonces la gente piensa: "si el nacionalismo es bueno, mejor votar a los nacionalistas de verdad". Y así se terminan olvidando las políticas de izquierda en beneficio de las nacionalistas. Y ya sabemos: el nacionalismo es la coartada de la derecha para que sean otros los que se maten por los poderosos.
ResponderEliminarSaludos.