Hoy ha entrado el Otoño. Se caen las hojas... y algún ministro. La semana pasada comentaba el rumor sobre el proyecto estrella del Ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, la reforma de la ley del aborto, iba a ser abandonado por el gobierno, ante la mala imagen que estaba propiciando y su resultado en las encuestas. Ya no se repetían los aplausos y las risas entre los suyos. Eso dio lugar a comentarios de una posible dimisión del ministro. Hoy se han producido los dos hechos que confirman los rumores: Rajoy ha confirmado la retirada del proyecto y Gallardón, esta tarde, ha dimitido y lo ha anunciado en una rueda de prensa esperada, por la noticia, aunque inaudita, por admitir preguntas y por la abundancia de explicaciones.
Gallardón era una china en el zapato de muchos dirigentes del PP. Enfrentado a muerte con Esperanza Aguirre, aquella a la que se le escapó lo del "hijoputa", que todo el mundo relacionó con Don Alberto; eterno candidato "progre" para la presidencia del partido. No dudó en alabar a Mariano Rajoy cuando Aznar lo designó digitalmente como su sucesor, para ganarse su beneplácito y para poder cobijarse bajo su protectora sombra. Hoy habrán sonado estruendosos taponazos al descorchar el cava en ciertas sedes de su partido, ante el anuncio de la dimisión.
Nos quisieron convencer sus enemigos internos del "extremo centro" de que era un "rojeras". Por eso Rajoy le encargó la cartera de Justicia en su gobierno. Su balance es desolador para esos que creyeron de él que era de izquierdas: Ley de subida de tasas en la justicia (para impedir que los más necesitados pudiesen litigar y obtener justicia), reforma del Consejo General del Poder Judicial (para hacerse con el órgano de gobierno por los siglos de los siglos), reforma del Registro Civil (para otorgárselo como negocio a los registradores, como lo es el propio Rajoy), reforma de la ley del menor (para satisfacer las ansias vengativas de la extrema derecha), introducción de la cadena perpetua aunque con el eufemismo de "prisión permanente revisable" (también para congraciarse con la ultraderecha), y finalmente la reforma de la ley del aborto (para limitar los derechos de las mujeres y retrotraernos a una etapa anterior a la ley de Felipe González). Todo un compendio de revanchismo de derechas y un intento de convertir en un negocio privado (como el divorcio exprés y ante notario) la Justicia. Llegó a provocar hasta huelgas en los órganos judiciales, algo inaudito. Y cabreó a una buena parte de la sociedad con su política sectaria de indultos. Todo un panorama idóneo para "achicharrar" el ministro.
Está claro que Rajoy le temía, por lo que prefirió tenerle cerca y encargarle todos los "marrones" necesarios para terminar quemándole en la hoguera política. Rajoy ha actuado como un perfecto Maquiavelo con estilo gallego, a la chita callando, con la ambigüedad que dicen que caracteriza a los del noroeste de España. "¿No querías poder?, pues toma dos tazas"... de caldo gallego. La puntilla se la ha dado retirando la nueva ley del aborto. Solo han salido en su defensa los ultras que creyeron que iban a eliminar el aborto legal. Ya están prometiendo venganza. Pero no se preocupen, Rajoy no es tonto. Seguro que ya habrá dado instrucciones a su militante presidente del Tribunal Constitucional para que declare inconstitucional la reforma de Zapatero. Con ello matará dos pájaros de un tiro: Se habrá cargado a un competidor, y, dando un rodeo, volveremos a tener la legislación anterior en vigor, más restrictiva. La ultraderecha tendría su compensación. Y encima el resto de las reformas de calado más ultraconservador quedará en vigor e indemneS. ¡Enhorabuena, Mariano! El globo sonda del aborto no impide tu involución en la Justicia. Y... un competidor menos, en estos tiempos de zozobra electoral.
No se lo digas a nadie pero allá por el 20 de noviembre del 2011, me metí a aspirante a profeta y profeticé que el memo del marrano rajao no llegaría a culminar los 4 reglamentarios años.
ResponderEliminarO sea, que se le alzarían levantiscas las hordas de su partido y le empujarían amablemente a dimitir como presidente.
No parece que se vaya a cumplir mi profecía y voy a quedar como unos zorros en mi calidad de profeta aficionado.
Y no, la dimisión del trepa pseudo-progre no me consuela porque no colma mis profecías.
¡¡Ay, ay, ayyyyy....!!
Pues hay quien cree que, con esta dimisión forzada, Rajoy se ha cargado a a su partido. Así que puede que tu profecía se llegue a cumplir.
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