domingo, 23 de noviembre de 2014

La Laguna de Tarelo, un espacio sorpresa en Sanlúcar de Barrameda


Normalmente, cuando vamos a Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) nos dedicamos al turismo gastronómico. Aunque tampoco es raro que visitemos sus monumentos o disfrutemos de otros atractivos del lugar. En uno de nuestros viajes visitamos la Laguna de Tarelo.


Esta laguna está situada junto al Pinar de la Algaida, en la zona de la Doñana de Cádiz, en el Espacio del Parque Natural de Doñana, situado en esta provincia. Para ir allí recalamos antes en el puerto de Bonanza, ubicado en este barrio del municipio. Y tras pasar por la Colonia Agrícola Monta Algaida, llegamos al pinar. Allí aparcamos y nos dirigimos al Observatorio de la Laguna, tras cruzar parte de los pinares. 


En el Pinar hay diversos merenderos, donde los lugareños van a divertirse, como pudimos comprobar, ya que nos encontramos varias carrozas o carriolas estilo rociero, además de coches de caballos, jinetes y amazonas a caballo, y mucho personal de fiesta. También hay marismas, una zona arqueológica y varios senderos por los que pasear para disfrutar del paisaje y, si es posible, ver la fauna que puebla la zona: águilas, cernícalos, culebras, camaleones, etc. 


Nosotros queríamos conocer la Laguna de Tarelo, en la entrada del Pinar. Y fuimos al Observatorio, una zona con una empalizada, para ver las especies que pueblan el lago, sin ser vistos.


En la laguna anidan, según la información que hay en unos paneles: cigüeñas, zampullines, patos, porrones, fochas, ánades, garzas, martinetes, malvasías, somormujos, garcetas, gallinetas... una variada fauna propia de zonas húmedas. Algo pudimos ver en nuestra visita.


La sorpresa de la zona a la que me refería en el título es el origen de la laguna. Es ésta una laguna artificial, no natural. En los años ochenta del siglo pasado la zona estaba ocupada por dunas. Sanlúcar es conocida, además de por la manzanilla y los langostinos, por su patata, que se siembra en gran cantidad en la Colonia de la Algaida, usando la arena del lugar. De allí extrajeron arena para los campos, de tal manera que el hueco resultante se anegó por las aguas subterráneas. Formándose pronto un lago artificial que rápidamente se pobló de la vegetación lacustre. Eso provocó que los animales se refugiaran allí, conformando ese espacio vivo que vemos hoy día. 


Los humanos solemos destruir los espacios naturales, según nuestros intereses inmediatos, pero la Naturaleza también es capaz de "vengarse" de esta forma, creando un nuevo ecosistema rico en vida, donde antes solo había sequedad, gracias a nuestra codicia. La Naturaleza nos sigue dando lecciones. Para que sigamos creyéndonos tan importantes.

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