No podía ser de otra manera. Ayer nos dejó el rey del blues, B.B. King. 89 años dedicados a la música, esa música que nació en las plantaciones del Sur de Estados Unidos y a la que tanto deben otros estilos modernos. La foto del viernes es para el "king", el rey. Mejor no hablar mucho, el blues en sí mismo es un homenaje melancólico al sentimiento de los herederos de aquellos esclavos negros que inventaron melodías que cautivaron a otros pueblos, que antes los sojuzgaron. B.B. King siguió el recorrido del blues en su vida, pasando del coro de la iglesia, cantado espirituales, hasta adquirir la guitarra que le hiciera famoso. A todas las que ha tenido las llamó Lucille, por ser el nombre de una mujer por la que se pelearon dos tipos en uno de sus conciertos, provocando un incendio. Con Lucille se ha paseado por el mundo, en perfecta sintonía. Os dejo con una actuación en el Festival de Jazz de San Sebastián, junto a nuestro Raimundo Amador. Lucille y Gerundina (la guitarra de Amador) alternándose para deleite del público. Gracias, B.B. King.
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