¿Hay vida tras la muerte? Esa es una pregunta que el ser humano se ha hecho desde hace miles de años, desde que tomó conciencia de que congéneres suyos se morían, dejaban de moverse, respirar, hablar... Como les pasaba a otros animales, los miembros de la tribu tenían un principio y un final. Y, cuando empezaron a pensar en ello, se preguntaron si todo acababa aquí o los que antes eran sus compañeros o compañeras dejaban de estar a su lado, para irse a otro mundo que, tal vez, se situase en otro lugar no cercano, en el espacio que estaba sembrado de estrellas, o en cavernas ignotas bajo la tierra que pisaban. Empezaron entonces nuestros antepasados a preocuparse por los restos de los que morían, antes abandonados, para iniciar la etapa de los ritos funerarios, incluso para crear la religión. Este cartel nos habla de ello. Como advertencia para que no traspasemos la linde que protege. Si nos atrevemos a hacerlo, encontraremos la respuesta a este ancestral enigma. Mejor hacer caso al aviso.
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