Soraya Sáenz de Santamaría parecía todopoderosa, controlaba medios de comunicación, se paseaba como mandamás supremo, bailaba donde quería (en El Hormiguero, en la feria...) y todos le besaban los pies. Bueno, todos no, María Dolores de Cospedal parecía su contrincante. Daba igual, la secretaria general del PP, tras el caso Bárcenas, perdió fuelle y el enfrentamiento con la vicepresidenta del gobierno. Ha sonado como recambio de Rajoy, en la llamada "operación menina", pero en los últimos días, tras la pírrica victoria electoral del PP, su estrella se va apagando. Ya hasta aparece con semblante serio en las ruedas de prensa del consejo de ministros. El colmo de sus desgracias ha venido de la mano del caso de corrupción conocido ahora en una empresa pública, Acuamed, donde su mano derecha en el ministerio está implicado y ha dimitido. Eso le empaña todavía más la imagen. Y encima su partido imputado por la destrucción de los discos duros de los ordenadores de Bárcenas... la primera vez que se imputa en España a un partido político. En fin. Veremos si tiene algún momento propicio en el futuro, pues Rajoy, que no presenta candidatura a la presidencia del gobierno ahora, por no tener mayoría que le apoye, quiere presentarse en el futuro y eso le restaría oportunidades de ser sustituta alternativa para captar apoyos. Con un imagen ya manchada, Soraya tiene pocas opciones de futuro. La decadencia le ha llegado bien pronto, en solo cuatro años.
Pues a mí, sobre lo que cuentas de Soraya, sólo se me ocurre dedicarle lo del final de aquella canción popular y centenaria:
ResponderEliminarY si no se le quitan bailando
los dolores a la tabernera;
y si no se le quitan bailando,
déjala que que se joda y se muera