jueves, 7 de enero de 2016

Vuelta a la normalidad


Ayer fue la festividad de los Reyes Magos. Tras el lío de las cabalgatas de este año (que si son mujeres los reyes, que si visten como cortinas de baño, que si son republicanos, que si no salieron por la lluvia, que si se retrasaron por el mismo motivo, que si son demasiado modernos, que si son demasiado antiguos... ), los niños aprovecharon los juguetes para divertirse, ajenos a las polémicas de sus mayores.


No obstante, en algunos sitios, como Andalucía, hoy ya han tenido que incorporarse a los colegios. Con esto y con la llegada de las rebajas, damos por finalizadas las fiestas. 



Unas fiestas que ya se anunciaban en octubre del año pasado. Para vender hay que hacer publicidad y ésta ya comenzó entonces, acompañada de otras señales, como la instalación del alumbrado navideño en muchas calles y  plazas de nuestra piel de toro.


Pero, a pesar de la anticipación, todo tiene principio... y un final. Se acabó el comer sin medida, como si se fuese a acabar el mundo. 


El alcohol dejará de causar estragos por su consumo excesivo.


Incluso no habrá que hacer esfuerzos por recoger a los juerguistas de las calles, casi a al fuerza.


Los bares y restaurantes echarán de menos tanta comida, cena y copas de empresa, amigos, enemigos, familias, medio pensionistas y colectivos varios. Unos negocios que han aprovechado estos días para hacer caja.


Las familias retomarán la rutina diaria, tras tanto ágape, baile y sarao.


Se retirarán los adornos navideños, como belenes, árboles, campanas, angelitos, luces, etc.


Guardaremos la vajilla de lujo de la abuela, lavaremos toda la cubertería, y guardaremos todo en espera de las próximas navidades.


Dejaremos de disfrutar haciendo fotos sin límite a la familia y a los amigos, o con los selfies tan de moda.


Y esperaremos a próximos días feriados para hacer ese viaje de vacaciones que nos queda por hacer, o visitar la ciudad que todavía no conocemos en persona.


A partir de ahora vuelven las rencillas, olvidadas en la "orgía de paz y amor" impuesta por el calendario.


Regresamos a las tareas laborales habituales, quienes las tengan, pues los que no dispongan de trabajo seguro volverán a buscar empleo, ese que dicen que se ha multiplicado, aunque no lo veamos tan claro. Ya veremos a fines de enero cuántos de esos puestos de trabajo se mantienen.


Los que han viajado para disfrutar con la familia, vuelven a su rutina y su hogar, dejando atrás a los mayores, que han disfrutado de lo lindo con los retoños.


Durante un tiempo gozaremos de los regalos y presumiremos de ellos ante nuestros vecinos.


O correremos a guardar esos otros presentes que aceptamos por obligación y cortesía, pero que no nos han hecho, precisamente, ilusión.


Solo nos quedará la nostalgia de las alegrías pasadas. Al menos este invierno no ha sido nada frío y nos ha permitido viajar y movernos sin los inconvenientes del mal clima.


Con lo que la temida gripe todavía no ha hecho estragos, como otros años.


Por delante tenemos la temida cuesta de enero, con sus subidas de precios en todos los artículos de consumo, especialmente los servicios básicos. Y la inestabilidad surgida de las pasadas elecciones, que, unida a la incertidumbre económica internacional (crisis china, hundimiento del petróleo, etc.), nos devuelven a la dura realidad.


Habrá que hacer de nuevo equilibrios para sobrevivir.


Aunque, si no hemos perdido la cabeza en estas semanas pasadas, podremos salir adelante, como otros años.


De lo que vaya surgiendo en los días venideros, iremos comentando en este humilde blog. Volvemos a la normalidad.

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