Con los calores de estas semanas, un poco de agua, el verdor del bosque y los espacios de luz, entre las sombras de la espesura, no viene nada mal. La naturaleza dibuja imágenes caprichosas en su deambular por las rocas, entre la vegetación y los desniveles de un terreno moldeado durante miles de años por la acción de los elementos. Un placer que nos reconforta.
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