El alcalde de Getafe y presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) se ha pasado más de tres pueblos. Pedro Castro ha dicho
“¿Y por qué hay tanto tonto de los cojones que todavía vota a la derecha?” Esta frase, que hemos oído todos en estos días, la pronunció en un acto con los vecinos de su municipio, cuando les explicaba los presupuestos municipales para el año próximo. Y terminó atacando a la Comunidad de Madrid, por no hacer lo que hace la Junta de Andalucía:
"El dinero de las pensiones no es de la Comunidad, se lo transfiere el Estado. Lo que le decimos [a la Comunidad] es: 'Coño, da una paga complementaria para los mayores'. ¿Por qué la Junta de Andalucía lo puede hacer y no la Comunidad de Madrid? ¿Y por qué hay tanto tonto de los cojones que todavía vota a la derecha?".
Lo que era una crítica hacia la política social del gobierno de Esperanza Aguirre se convirtió en un insulto grave hacia los votantes del partido de esta señora.
Podemos comprender lo que dice (tiene razón en su crítica, ya que lo que hace la Junta andaluza fue amparado por los tribunales, cuando el entonces gobierno de Aznar recurrió contra esta medida), pero no podemos entender las formas.
El eurodiputado del PP Aleix Vidal-Quadras llamó
“cretino integral” a Blas Infante (también calificó de psicópata a Sabino Arana.), “Padre de la Patria andaluza” según nuestro estatuto autonómico, hace algo más de un año, y el
Parlamento de Andalucía aprobó una declaración de rechazo, aunque se había disculpado. También muchos plenos de ayuntamientos (como el de Palma del Río, del que soy miembro) aprobaron mociones de reprobación contra estos insultos, pidiendo su renuncia al acta como eurodiputado. Y hasta su propio partido tuvo que reconocer el gravísimo insulto, y pedir su rectificación.
Alguien ha escrito que lo que ha dicho Pedro Castro lo pensamos muchos:
¿por qué hay gente que vota a la derecha, en contra de sus propios intereses?. Yo también me lo pregunto. Pero
esa no es la cuestión, motivo de la marejada en los medios y la blogosfera. Una cosa es la crítica política y otra el insulto (esto último es lo grave).
Pedro Castro ha insultado a los votantes de un partido, a los votantes, al pueblo, que es soberano, incluso votando lo que no nos parece bien o no entendemos. Ese es su gran error. Vidal-Quadras insultó a un hombre que constituye un símbolo de identidad y autonomía andaluza. Se puede estar o no de acuerdo con sus planteamientos (de hecho, muchos andaluces no estamos de acuerdo con muchas cosas de las que hizo y sobre las que basó su política, por eso no somos nacionalistas andaluces), pero insultar un símbolo esencial de nuestra comunidad fue una actuación muy grave. Y eso ha hecho Pedro Castro, una actuación
muy grave. Aunque haya justificación sobre el fondo (el origen de la crítica), no le exime de culpa en la forma. Porque ha insultado,
no a otros políticos (grave), sino a los votantes (
mucho más grave), al pueblo soberano, que quita y pone gobiernos, parlamentarios, concejales, alcaldes, en una democracia,
a quien servimos en las instituciones. Y él, como el
máximo exponente (como presidente de la FEMP) de la democracia municipal, menos aún puede insultar a los votantes, aunque se justifique con los calentones que le caracterizan al hablar.
Lo cierto es que el PP está aprovechándose de esto para contraatacar ante las
críticas recibidas por la actuación de
Esperanza Aguirre durante los atentados de la India, que están echando por tierra los intentos de hasta casi
“beatificar” a la presidenta de la comunidad madrileña, para mantener la operación de situarla en la presidencia del PP, desplazando a Rajoy. Son cosas de la política: tú me atacas, yo me defiendo…atacando.
Pero, también, son las cosas que desprestigian a los políticos. No podemos pedir responsabilidades a otros (Vidal-Quadras) cuando no hacemos lo mismo con los nuestros. Cuando se ostenta un puesto “en las máximas alturas” se requiere mayor templanza, prudencia y responsabilidad. Como las que le ha faltado a Pedro Castro. Mejor pensárselo antes de hablar. Y mejor que lo piense, y asuma y actúe con responsabilidad. Ya hemos criticado mucho a los otros, que se han ido de rositas, para ahora hacer como ellos.