Hace algo más de dos años visitamos
Iznájar y Rute. Ayer volvimos al segundo pueblo con algunos familiares más. Pasamos de nuevo por el
embalse de Iznájar, el mayor de Andalucía y tercero de España, que, como entonces, estaba con un buen volumen de agua embalsada. Impresiona verlo y pasear por aquel paisaje.
Nuestro objetivo no era el pantano, sino las
fábricas de dulces que hay en Rute. Este pueblo cordobés, situado en la Sierra Subbética, es famoso, además por la
Asociación para la Defensa del Borrico, por el
anís y otros
licores. También produce
jamones,
aceite de oliva y
dulces (turrones, hojaldres, piononos, mantecados...). Tres empresas son famosas por la elaboración de dulces, que tienen especial relevancia en la Navidad: Galleros, Garrido y la Flor de Rute. Visitamos las tres, pues todas tienen museos o exposiciones de productos, que renuevan cada año buscando la atención de los visitantes y potenciales clientes.
En la fábrica de Galleros, situada en la carretera a Zambra, nos encontramos con numerosos visitantes, a pesar del mal tiempo. Unos minutos haciendo cola y entramos. Te suben hacia la planta alta de la fábrica, donde puedes apreciar desde una pasarela el proceso de elaboración de los dulces. Pasas a una primera sala y encontramos una figura de Bob Esponja, el monigote preferido de los niños, hecha con 250 kg de chocolate.
Luego entramos en otra sala mayor y primero se ve una representación de la familia real a gran tamaño, también en chocolate, en una escenografía adecuada. El rey y la reina están mejor conseguidos. El príncipe tiene unos hombros demasiado anchos, y a Letizia le han favorecido, pues, como dijo una visitante, tiene mejor cuerpo que el personaje real y "las tetas son más grandes".
También había una sala donde unas empleadas fabricaban figuras de chocolate, para verlo mejor, y un castillo de "Halloween". Para eso estamos en noviembre.
Pero el protagonista de la exposición es el
"Belén" de chocolate que hacen cada año. Esta navidad han empleado una representación de la ciudad de
Granada como escena del Belén. Con sus pastorcillos, sus puestos callejeros, casas, artesanos, con fuentes manando chocolate fundido, entre las casas, palacios, iglesias y otros monumentos de la ciudad nazarí.
Así vemos indicados los barrios típicos, como el Albaicin, las cuevas del Sacromonte, la Alhambra, el Paseo de los Tristes, el río Darro, la iglesia de Santa Ana. El portal de Belén es el Patio de los Leones de la Alhambra.
Está fabricado con 1.450 kg de chocolate. Y tiene 180 pastorcillos y figuritas de mazapán y azúcar. Es digno de ver y el olor embriaga y te obliga a comprar algo al salir, pues el recorrido llevar directamente a la tienda. Como no, picamos y compramos.
Luego nos fuimos para la fábrica de
Garrido, cercana a la anterior. También estaba repleta de visitas. Son muchas las excursiones en autobús que vienen a Rute para conocer y degustar sus productos, sobre todo en estas fechas anteriores a las navidades, además de las visitas a menor escala.
Lo primero que vimos fue su
Museo, una exposición etnólogica con gran cantidad de instrumentos, herramientas y maquinaria, sobre todo relacionados con los productos del municipio. A Pablo, el sobrino que nos acompañaba, lo que más le gustó fue la maqueta con movimiento de la
almazara.
Después pasamos a la fábrica y tras hacer el "recorrido en altura" por el centro de elaboración de los dulces, fuimos a ver la "estrella" de la exposición de chocolate, anunciada en las calles de la localidad y en la prensa: la reproducción del
Titanic.
Una obra que ocupa el largo de una sala. Una maqueta del famoso trasatlántico hundido, donde se ha reproducido hasta el iceberg con el que chocó. Es una tonelada de chocolate con sus 500 ventanas, 425 camarotes y 22 barcas de salvamento, elaborado por tes maestros pasteleros en dos meses y medio de trabajo. Al salir, como no, nos aprovisionamos también de alguna golosina.
Volvimos por donde vinimos, para visitar la tercera fábrica de dulces:
La Flor de Rute. En la calle Málaga tiene su
Museo del Azúcar. Hay una parte donde unos maniquíes nos enseñan el proceso de elaboración de dulces y turrones.
Luego, en otras salas hay diversas figuras hechas de
azúcar, expuestas en sus correspondientes escenas. Vemos a la Duquesa de Alba, un cuadro de Las Meninas (el cuadro hecho en azúcar más grande del mundo, con unas dimensiones de 2,5 metros de ancho y 2 metros de alto), una reproducción de la Basílica de San Pedro, en el Vaticano, a Marilyn Monroe en su famosa escena de la falda levantada, monumentos representativos de las ocho provincias de Andalucía, una composición con Picasso y Dalí y algunas "dulces esculturas" más, que van aumentando cada año.
Al salir, compramos también algo, aunque paradójicamente, fueron dulces sin azúcar. Hay que cuidarse un poco.
El recorrido por este lugar, tras el almuerzo correspondiente, lo terminamos en la zona alta de Rute, visitando una
destilería. Hay varias destilerías que producen licores y aguardientes famosos (Raza, Machaquito, El Duende, Arruza...). Estuvimos en la de
El Duende, que tiene un
Museo del anís (en el casco urbano también hay un monumento al anís). Allí se exponen los útiles para la fabricación y envasado del anís, además de explicaciones sobre la materia prima y sus usos, diversas botellas, etiquetas, cartelería, etc. Se pueden degustar los diversos licores que fabrican. Y, como no, al final del recorrido, en la tienda, nos aprovisionamos de una botellita.
En fin, una jornada amena, divertida y gastronómicamente completa. Dulces hechos con arte y arte hecho dulce. Rute, por su artesanía, merece la pena ser visitado.