Hace años hizo furor un libro llamado "El niño con el pijama de rayas", del irlandés John Boyne. Se vendieron tantos ejemplares de la novela que, como no, terminó rodándose una película. Nos contaban la historia de un niño que se iba a vivir con su familia al campo de exterminio de Auschwitz, pues su padre era oficial de las SS alemanas. Allí conoce a otro niño, el judío Shmuel, al que siempre ve vestido con el uniforme a rayas de los internos, del que se hace amigo. Bruno (el niño alemán) ve con ojos inocentes lo que ocurre allí, ajeno al plan asesino de sus mayores. Por eso le parece raro que su amigo vaya siempre en "pijama". No entiende que eso es otra humillación. Eso parece que le ha pasado a los directivos de la empresa Zara, la multinacional española que tanto vende en moda. Han creado una camiseta para niños, donde tras el fondo rayas (tan de moda en estos tiempos en las camisetas, según he visto este verano) vemos una estrella de seis puntas amarilla, a la que han llamado "Sherif". Creerán que recuerdan a las estrellas que lucen en su pecho los guardianes de la ley en el lejano oeste americano. Ingenuos. Como Bruno. La mayoría lo que ha visto en este nuevo modelo de camiseta es "el pijama de rayas" de los campos de concentración nazis. Con sus rayas (aunque en sentido horizontal), con la estrella de David, también en amarillo, como la que obligaban los nazis a ponerse a los judíos en la Alemania de los años 30 y 40 del pasado siglo, para tenerlos identificados y postergados. La polémica ha sido tremenda y la empresa ha tenido que retirar el producto, pidiendo disculpas. Hay que ser menos ingenuo, o menos frívolo, según se mire. Y, aunque sean muy ricos y famosos, deben de entender que el mercado no lo puede todo.
De ingenuidad nada, estos son estudios de marketing muy bien elaborados. Hacen la camiseta que saben que va a crear polémica, empieza la polémica en todos los medios de comunicación, que como no tienen mucha carnaza en verano se lanzan sobre la noticia en bandada, la empresa, en este caso Zara, pide perdón, retira el producto, queda medianamente bien y objetivo logrado, publicidad gratuita en multitud de medios.
ResponderEliminarEntonces, según tu opinión, han pecado de frivolidad, pues, si bien han ganado en publicidad, también han corrido el riesgo del boicot que muchas veces se provoca como reacción en las redes sociales antes fenómenos como éstos. El riesgo es más que evidente. Aunque también pienso que, teniendo una clientela cercana al fanatismo, esas campañas de descrédito y contrarias a comprar en sus tiendas tendrán éxito relativo.
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