La Feria de Mayo, que hoy damos por finalizada, ha ocupado tradicionalmente los mismos espacios. Como sustitución en 1886, en principio temporal, de la feria original, la real, la de Agosto, debido a una epidemia que impidió realizar el transporte de ganados, la feria ocupó los terrenos que fueron usándose en siglos posteriores, más alejados del casco histórico, para la exposición de ganados.
El Paseo se fue configurando con amplia arboleda, en dirección al río Genil. Tomando luego el nombre del rey Alfonso XIII, junto al jardín, estilo francés que se situó al oeste, y que recibió el nombre de Reina Victoria. En la foto de inicio, de principios del siglo XX, correspondiente a una colección de postales de los años 30, vemos la zona central de albero, entre árboles, con algunos quioscos asomando por los costados, con bancos de hierro, y con la iluminación que se le dio, con farolas "art deco" de dos brazos con pantallas colgantes, sobre columnas, instaladas en el centro del recinto. Farolas que fueron sustituidas por báculos al estilo de farolas de carreteras (demasiado prodigadas por cierto alcalde franquista por el pueblo, durante su mandato) y que desaparecieron al hacerse obras de remodelación de la zona, ocupando su lugar unos horrorosos postes de hormigón sobre los que iban unos bombos de metacriltato que, afortunadamente también, han desaparecido en los últimos meses. Hoy hay unas luminarias de un estilo más clásico y menos chirriante.
Aquí vemos una caseta, denominada, con cierto sentido del humor, "Los aburríos", del año 1950, en una imagen publicada en "Palma, un paseo único".
Otra imagen típica de otros tiempos, cuando las atracciones o los puestos de venta no estaban únicamente en el recinto ferial, que ahora se cierra al tráfico rodado, para comodidad de los vecinos. En ella vemos a la antigua Ermita de Santa Ana, ya en estado ruinoso, y antes de su derribo, con una caseta de venta de turrones en su puerta. Antes, bastantes de estos turroneros podían establecer sus puestos de venta en diversos puntos del casco urbano, fuera de la feria, pues su clientela era la que iba o, sobre todo, la que salía de la feria para irse a su casa. Muchas veces nos compró nuestra madre algo de turrón y chucherías en estos puestos, ya de vuelta a casa, tras montarnos en las atracciones del llano de San Francisco, los "cacharritos".
Y aquí vemos otra imagen, que quedará para el recuerdo. Una de las casetas tradicionales. La caseta del baile "La amistad", que tuvo durante mucho tiempo el "Círculo de la Amistad", y luego fue caseta municipal y de otros adjudicatarios que la solicitaron, como el Centro Filarmónico Maestro Eloy Viro, último adjudicatario. Y que está siendo remodelada hasta conseguir una imagen como la que muestra la infografía.
La feria y sus espacios, una historia en permanente cambio y evolución.
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