Esta semana la gran protagonista ha sido
la riada que hemos padecido en varios puntos de Andalucía. El miércoles 8 os hablaba de estos hechos en un post titulado
Riadas: la historia se repite. En
enero y
febrero de este año tuvimos inundaciones en Palma, donde, además de los campos, se vieron afectadas las
viviendas de los núcleos rurales. Ahora, en un episodio corto (por suerte en el Genil, que el Guadalquivir ha dado más lata luego), debido al alto volumen de agua de las lluvias, las inundaciones también han afectado
al casco urbano. El martes saltaron las alarmas porque el nivel del río
Genil, a su paso por Écija, superaba el que se alcanzó en 1997. ¿Qué pasó entonces?.
Hagamos un poco de historia. En
1996, en enero, el ayuntamiento solicitó la declaración de "
zona catastrófica, por las pérdidas producidas por el temporal en la cosecha de la naranja". Las lluvias se habían cargado la cosecha, con los perjuicios correspondientes. El
26 de diciembre de ese año se volvió a pedir la
declaración, por las nuevas lluvias que ocasionaron el desbordamiento del Guadalquivir, con daños en agricultura, infraestructuras (caminos y carreteras), y viviendas. El
30 de enero de 1997 el pleno del ayuntamiento palmeño solicitó también medidas excepcionales para compensar a los
trabajadores agrícolas, por estar también afectados por los daños causados por las lluvias e inundaciones pasadas. Posteriormente, el
22 de diciembre de ese año 1997, de nuevo el pleno municipal
solicitó la declaración de zona catastrófica para Palma (e incluso comprometió 16 millones de pesetas para ayudas de su propio presupuesto), debido a las nuevas pérdidas ocasionadas por las nuevas
"inundaciones y temporales". A todo lo anterior (sector agrario y sectores auxiliares y los que viven gracias a las rentas agrarias, como el comercio, por ejemplo) se unían daños en unas
200 viviendas (40 en el casco urbano y 160 en zona rural), desbordándose el Genil y el Guadalquivir. Y esto pasó cuando el Genil llegó a 7 metros de altura por Écija, encontrándose con el Guadalquivir también muy alto y desbordado y haciéndole represa.
Estas inundaciones del 97 se parecieron mucho a las sufridas en 1963. El agua, además de en los pagos de huerta del Genil y el Guadalquivir, entró por el Callejón del Junco, la Bombilla (entrada a la Chirritana), la calle Río Seco, la calle
Miralrío, y otras zonas. Se tuvo que levantar
diques con sacos terreros en la zona de la
Fábrica de Harina, para impedir que el agua llegase a la calle
Portada (con lo que hubiera bajado al centro del casco), pues se anegó el recinto ferial y las viviendas del
Callejón del Junco y parte de Ronda del Jardín. También se levantaron dos diques en Miralrío (uno fue sobrepasado por las aguas), que pararon la progresión del río Genil hacia los pisos de San Francisco. Y en el Río Seco, yo mismo vi, la lámina de agua cubrir una parte de su superficie, al salir de un almuerzo, y cómo la policía desviaba el tráfico por la calle José de Mora, mientras los vecinos miraban atónitos el agua fluir por su calle.
Esta imagen de
1963 refleja el desbordamiento del
Guadalquivir a su paso
por el puente viejo, de forma parecida a como se vio en 1997, y se ha visto este año. En la siguiente vemos al mismo río anegando los pagos de huerta que hay entre él y el casco urbano.
En otra fotografía se ve como se instala el
dique de la
Harinera, cortando el paso al agua del río Genil, cosa que se consiguió a duras penas, pues el agua llegó hasta la misma entrada del cine Coliseo España, edificio donde luego se construyó, tras adquirirlo en ayuntamiento, el actual
Teatro Coliseo, que conserva una fachada con los mismos motivos arquitectónicos.
Esas inundaciones me cogieron con poco más de un año de vida, por lo que no las vi en el momento. Sí vi sus secuelas, al vivir en
José de Mora, cerca de Río Seco. Recuerdo entrar por el
caminillo de Gloria y ver la huerta inundada. Así como en las huertas encharcadas del
caminillo de Gálvez. También mi madre nos llevó a la
Bombilla. Y se me quedó grabada la imagen del agua removerse de forma violenta, formando un
torbellino, un remolino enorme, junto a la reja que cerraba el desagüe que allí daba, al empezar el camino de la
Chirritana. Esa imagen me duró muchos años y me venía a la mente al oír sonar la palabra "río": en lugar de la definición como "corriente continua de agua", para mí era como un
lago arremolinado de aguas fangosas, junto a una reja.
La calle
Río Seco se inundó también en 1963, como ahora y en 1997. Esta siguiente fotografía da testimonio de ello, muy parecida a la que publicó el diario Córdoba de estos días. El río entró con sus peces, por el alcantarillado y la superficie anegada. Volviendo a ocupar su lecho antiguo, el que tenía en la
Edad Media, y que sirvió de
foso, defensa natural para el
castillo almorávide que edificaron en el actual Cerro de la iglesia, en la Mesa de San Pedro, y la
muralla almohade que todavía sigue en pie.
Las fotografías de 1963 las hizo
Manolo Godoy, El Latero, y me las ha facilitado su sobrino Francisco Godoy. Se lo agradezco a los dos desde aquí.
Y un apunte final,
ni en 1997 ni en 1963 existía la Agencia Andaluza del Agua, a la que algunos interesadamente culpan de las inundaciones. Y en 1996 y 1997 la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, dependía del
Gobierno del PP, con
Javier Arenas de ministro del gabinete. Así que...menos lobos. Para que luego digan....