domingo, 3 de agosto de 2014

Bibliotecas "de pago", gracias a José Ignacio Wert


La cultura es algo fundamental, tanto para los individuos como para los pueblos. Leer es básico, imprescindible en todos los tiempos para transmitir y adquirir cultura, los conocimientos, las herramientas con las que desenvolvernos. La educación es imprescindible para adquirir cultura, por eso es necesario que los estados se impliquen en sostener y extender la educación, que años atrás era privilegio de unos pocos favorecidos por riquezas y poder. Las bibliotecas son instrumento importante a la hora de ayudar a los educadores, y para ampliar conocimientos, facilitando el acceso a los libros sin que ello suponga un elevado coste para las personas. De ahí que existan bibliotecas públicas que cumplen esta misión de permitir la lectura sin adquirir los libros correspondientes, gracias al préstamo de ejemplares. Incluso los centros docentes se dotan de bibliotecas con las que poner a disposición del alumnado los libros de texto y otros materiales, compartiéndolos. También las bibliotecas ayudan a los aficionados a la lectura, que ya no están en colegios, escuelas o universidades, a ampliar sus conocimientos, gracias al préstamo de libros o con la simple lectura en sus instalaciones. España tiene una amplia red de bibliotecas públicas y privadas, que facilitan el acceso a la cultura. 

En estos años estamos viendo cómo la cultura se trata como un artículo de lujo, en lugar de una necesidad, por parte de nuestros gobernantes. Aquellos que protestaron por la subida del IVA con Zapatero, han elevado este impuesto al 21% en productos culturales, algo que nos ha alejado de Europa, y que dificulta el acceso a la cultura, al subir los precios de las entradas a los espectáculos (cine, teatro, musicales...) o los de películas y discos. Solo han rebajado, ante las protestas del sector, el IVA de la compra de obras de arte, de ese 21 al 10%, algo que confirma el sentido que para el gobierno tiene la cultura, como algo lujoso, para minorías. Hace años cuando la polémica sobre el canon digital, el PP se posicionó contra esta medida. Hasta le mismo Mariano Rajoy se había mostrado contrario del canon y se había comprometido a derogarlo. Pero esos eran otros tiempos. Ahora que gobierna se nos considera a los ciudadanos "sospechosos de hacer cosas que no son legales", como por ejemplo, prestarnos los libros sin control, por lo que debemos pagar también un canon por el préstamo de libros. 

Eso es lo que entienden con las bibliotecas. Aprovechando las vacaciones de agosto (las suyas, y las que las puedan disfrutar) para que pase casi desapercibido, el gobierno ha aprobado un real decreto para que los "museos, archivos, bibliotecas, hemerotecas, fonotecas o filmotecas de titularidad pública o que pertenezcan a entidades de interés general de carácter cultural, científico o educativo sin ánimo de lucro, o a instituciones docentes integradas en el sistema educativo español" paguen una compensación a las entidades gestoras de derechos de autor, por el préstamo de sus libros. Se excluyen a las bibliotecas de municipios menores de 5000 habitantes y a las de los centros docentes. Pero se castiga a las demás a pagar este "nuevo canon". Una nueva traba a la difusión de la cultura. Muchos de los afectados son centros públicos que tendrán que dotarse de partidas para pagar esta "remuneración a los autores", cuando la inmensa mayoría ya se ven afectadas por los recortes presupuestarios. Y hasta las entidades sin ánimo de lucro deben pagar, cuando no generan ningún beneficio económico por esos préstamos. Eso pondrá en serias dificultades financieras a una buena parte de las bibliotecas y los demás centros culturales afectados. Pero al gobierno eso le da igual. "Que suban los impuestos", pensará el ministro Wert, a pesar de impedírselo con los controles exhaustivos que practica el Ministerio de Hacienda en las corporaciones, tras su "reforma local". Pronto veremos cómo el préstamo se transforma en "alquiler" de libros en nuestras bibliotecas, para poder pagar el nuevo canon. Y de ahí a la privatización, solo un pequeño paso. La cultura vuelve a ser un producto de lujo para los privilegiados. Por cierto, ¿tendrá la Iglesia que pagar por el uso de sus fondos bibliográficos?

1 comentario:

Francisco Javier Domínguez Peso dijo...

La norma presupone que el prestatario (usuario de la biblioteca) va a realizar copias del libro prestado, sin pagar derechos de autor. Si no, no tiene sentido, ya que estos derechos se pagan al comprar cada volumen. Lo mismo por lo que Rajoy estaba contra el canon digital. Pero esto es como si un comprador pagara cada vez que lee un libro que ha comprado. Nunca ha ocurrido, pues con la compra ya se satisfacen estos derechos. La diferencia es que con este nuevo canon quien paga es el prestador (la biblioteca).