jueves, 30 de octubre de 2014

Bertín Osborne, Podemos y el cabreo nacional


Bertín Osborne ha sido noticia en varias ocasiones en los últimos meses. Ganó una apuesta a una presentadora de Telecinco (Beatriz Montañez) que le retó a que encontrase alguna frase donde Pablo Iglesias alabase a Venezuela, cuando ella lo negaba, por ejemplo. Y ha acusado al partido de Iglesias, Podemos, de no ser realista en sus propuestas, aunque sí coincide con ellos en su diagnóstico de la situación. Esto dijo hace pocos días: "La culpa de que salgan partidos como Podemos es de los políticos. Ellos se lo han buscado. Yo empezaría de cero. Pondría el país patas arriba, les pegaría una patada en el culo a esta mancha de rateros que hay, que es lo que dice él. Pero, ¿cómo lo haces? Hay dos maneras: con la ley o con la revolución, no hay otra. Habría que preguntarle a Pablo Iglesias dónde está. Si está en la ley, le apoyo, si no, no". 

Él considera que "Podemos es el resultado del cabreo nacional". "Ellos dicen que van a hacer lo que queremos hacer nosotros". Esto hizo que el público le aplaudiese en el nuevo programa de Sandra Barneda, Un tiempo nuevo, de Telecinco. Escuchar insultos a los políticos vende mucho en estos tiempos y Bertín se despachó con su desparpajo habitual. Aunque dejó claro que él es de derechas y no desaprovechó la oportunidad de criticar a Podemos, claro. Por eso le llevaron al programa. Él está cabreado, como la nación casi entera. Cabreado con los bancos, con la Iglesia (por sus problemas con sus matrimonios), incluso cabreado con el PP de sus amores, pues los recortes han afectado también a su fundaciónPor eso brama contra los políticos, como hacen los simpatizantes de Podemos. Y eso provoca las simpatías del público. 

Lástima que Bertín olvide su pasado. Y que también lo olvide ese público, atosigado por tantas "noticias" del mundo del "corazón". Porque enfadarse con la corrupción y los recortes y dar lecciones de honradez cuando no se tiene un pasado limpio es poco recomendable. Recordemos que el cantante y presentador famoso fue condenado a un año de cárcel y a una multa de 900.000 euros (aproximadamente 150 millones de pesetas) hace años, por delito de alzamiento de bienes. El famoso intentó evadir sus impuestos transfiriendo dinero a una paraíso fiscal, con una operación simulada. 

Aunque no tuvo que entrar en la cárcel, sí tuvo que pagar la sanción por lo defraudado. Se comportó como algunos corruptos de los que él se queja ahora (y eso que no había salido todavía a la luz la Operación Púnica, contra la trama encabezada por la mano derecha durante mucho tiempo de la lideresa de su admirado PP, Esperanza Aguirre). Con su fraude fiscal algunos discapacitados, como los que atiende su fundación, vieron mermadas las posibilidades de tener ayudas públicas. Él ahora se queja de la falta de ayudas. ¿Lo pensó entonces también, cuando evadió sus impuestos? ¿Se acordó de los deficientes a los que debería haber ido el dinero de los impuestos que él se llevó al paraíso fiscal? ¿Pensó entonces que tener el dinero en paraísos fiscales (como lo llevan otros, por ejemplo a la estimada Suiza) era cosa de rateros? Ahora se indigna, y coincide con el diagnóstico de Podemos, aunque critica sus métodos. ¡A buenas horas mangas verdes! ¿Bertín un indignado? ¡Qué poca memoria, señor Osborne!


2 comentarios:

Jesús Herrera Peña dijo...

No se merece que le dediques un artículo.
No se merece que yo desgaste teclas de mi teclado para dejar un comentario sobre él.

Es un nene superbiencriado. Un telepredicador de misa de monjas. Es un graciosillo de taberna. Un señorito de cortijo. Un chulo de discoteca. Un fulero.
¿Qué más?
Nada más, porque ya estoy incumpliendo la lógica de mi razonamiento por alguien tan indeseable desde la óptica de la izquierda y tal vez..., desde la óptica de alguien de derecha seria y honesta (si es que la hay). ¡Aaaay!

Francisco Javier Domínguez Peso dijo...

No merecería la pena si no le estuvieran dando tanta cancha en los medios en estos días. A mí nunca me ha interesado, pero me irrita que este personaje se presente como un "indignado" más, con el pasado que tiene.