lunes, 22 de febrero de 2016

Nube de arena


En agosto del pasado año, entre comentarios sobre el calor, tuvimos un elemento singular en la meteorología local: la lluvia de barro. Una nube de polvo procedente de las arenas del Sáhara se había colado en el cielo sobre la península y, al mezclarse con las nubes típicas de vapor de agua, produjo precipitaciones de arena mezclada con el agua, con lo que todo apareció en el exterior cubierto de barro. 


Ayer, al levantarnos, vimos que también había nubes. Nubes extrañas, pues eran bajas y nublaban la vista en las edificaciones, dejando la parte de la atmósfera más alta al descubierto. Era como una neblina, que dejaba pasar la luz, con tono parduzco. Otra nube de polvo sahariano se había colado en nuestra tierra, según supimos después. Un manto que persiste hoy y que se espera desaparezca el miércoles con el cambio de los vientos. Ojalá sea así, pues, al no haber frentes nubosos sobre nuestras cabezas, que provocaran lluvia y ésta pudiese limpiar la atmósfera, aunque padeciésemos la momentánea lluvia de barro, el aire está turbio. Y yo, esta tarde, al sacar las fotos (donde se aprecia la nube parda y baja frente al cielo azul), hasta he sentido la sensación de "masticar arena", algo muy molesto. Confiemos en los vientos que nos traigan las esperadas lluvias y se limpie la atmósfera.

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