Ya es corriente que los antitaurinos se manifiesten contra la fiesta de los toros. Están en su derecho. Como también están en su derecho los que defienden (defendemos) la tauromaquia a organizar, presenciar y ensalzar estos espectáculos, así como a manifestarse en su favor. Lo que no es democrático es boicotear las manifestaciones de quienes se posicionan en uno u otro sentido. Y eso es lo que pasó ayer en Córdoba, en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad. Una mesa redonda casi fue impedida por antitaurinos, que se subieron al estrado donde estaban los intervinientes (el profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Sevilla Víctor J. Vázquez, el matador de toros Juan Ortega, el ganadero José Martínez-Conradi y el publicista Álvaro Aguado) para hacer su propia protesta, no permitiendo que los organizadores se expresasen con libertad. Durante más de una hora impidieron que la mesa redonda tuviese lugar. La Universidad intentó solventar el incidente dándoles la oportunidad de participar como contertulios, pero prefirieron no aceptar. Prefirieron más hacer ruido que exponer sus tesis de forma pacífica, con lo que terminaron saliendo del recinto, y el acto pudo celebrarse. Ellos están en su derecho de manifestarse, pero no tienen derecho a impedir que los demás manifiesten sus preferencias. Ellos no tienen obligación de ir a los toros, y no tienen derecho a impedir que los demás disfruten de la tauromaquia. Pero esa es su manera, intentar impedir que los demás defiendan sus opiniones, prohibiendo lo que ellos no aceptan, de forma totalitaria. Estos antitaurinos son antidemócratas.
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