No me sorprende. Hoy se ha sabido que Podemos llevará de número uno en su candidatura por Córdoba a las próximas elecciones generales a Manuel Monereo, uno de los referentes más próximos de Pablo Iglesias, al que considera padre ideológico. Lo ha anunciado el mismo Iglesias en twitter.
De nuevo otro dedazo y de un cunero. El mandamás de Podemos coloca a uno de los suyos sin consultar a los famosos círculos locales. En las pasadas elecciones impuso a la sevillana Marta Domínguez, cuando los militantes de este partido en Córdoba habían votado mayoritariamente por Antonio Manuel Rodríguez, miembro de la plataforma ciudadana en defensa de la titularidad pública de la mezquita cordobesa. De nuevo los vicios de la nueva política que le emparentan con la vieja. Imposición de la cúpula. Y, para colmo, otro cunero, es decir, alguien que no pertenece a la provincia donde se va a presentar. Monereo es de Jaén y lleva casi toda su vida en Madrid. Menudo papelón ha hecho el parlamentario David Moscoso cuando ayer pidió a Iglesias que fuese generoso, humilde y tuviese sentido de la responsabilidad, eligiendo un candidato de Córdoba, porque, si no, "sería un insulto y una agresión a los cordobeses", y ahora alabando el dedazo. Nada nuevo bajo el sol.
El único vínculo de Monereo con Córdoba es haber sido uno de los lugartenientes de Julio Anguita en los años 90, los años de la Pinza. La que ejercieron el presidente del PP andaluz, Javier Arenas, conjuntamente con el coordinador de IU andaluz, Luis Carlos Rejón, ambos aparentemente retirados del escenario de Andalucía, ya que el primero, incombustible, ejerce en Madrid, y el segundo reapareció hace poco como candidato de Podemos (¡oh, casualidad!) a las elecciones generales pasadas por Sevilla (otro cunero, es de Baena, Córdoba).
La misma pinza que protagonizaron Julio Anguita y José María Aznar en aquellos tiempos en que era imprescindible derribar a Felipe González del gobierno. Un "matrimonio político" que duró tiempo, aunque luego se separase, por eso de un quítame esa pajas ideológico, propio del fundamentalismo y el dogmatismo del llamado "califa rojo". Pero de cuyos frutos (la derrota de Felipe en 1996) quedó una inquebrantable amistad, que han cultivado luego reiteradamente, hasta en sus aficiones.
Pues bien, en aquellos tiempos del acoso y derribo del "felipismo" Manuel Monereo era uno de los dirigentes de IU más aguerridos, llegando a soltar en 1995 una frase que puso en evidencia el objetivo de IU (y del PCE, que la mangoneaba) y de aquella estrategia de "rodear por izquierda y derecha" al enemigo común, el PSOE. Este señor dijo que el objetivo prioritario de la coalición de izquierda era "destruir política, cultural y moralmente al PSOE". Javier Pradera, el columnista de El País, se lo reprochó en un artículo, y Monereo quiso desmentir esas intenciones en una carta al director. Desmentido hipócrita y manipulador, pues confesaba que había dicho eso, aunque acusaba al periodista de tergiversar sus palabras. Típico truco del pillado in fraganti. Lástima que muchos, entre otros un servidor, viésemos sus declaraciones para la televisión. Y su frase no se me ha olvidado. Toda un declaración de principios.
Pablo Iglesias, con esta designación, hace suya la frase, y con ello demuestra lo que muchos nos temíamos: que el objetivo real de Podemos es el mismo que tenía IU con el "Califa" al frente: acabar con el PSOE. Eso de acabar con la derecha y el neoliberalismo quedará para otro día. O para otro siglo, si es que algún día se acuerdan, como le ha pasado a Anguita. Nada nuevo bajo el sol.
No hay comentarios:
Publicar un comentario