Esta mañana se oía a algunos contertulios de la cadena SER quejarse de la marginación de los periodistas en el debate. El pobre Campo Vidal (todo un profesional de primer orden, atacado previamente por los competidores, ¿para amedrentarlo?) tuvo una presencia casi intrascendente. Como decía en el anterior post, por exigencias del formato. O mejor dicho, por exigencia de los partidos, que impusieron un formato tan rígido. Decían, con razón, que si hubiesen intervenido profesionales de la información, como ha ocurrido en los debates entre los candidatos de las primarias de Estados Unidos, el ritmo y la frescura habrían dado viveza, y los aspirantes habrían entrado de otra forma en los asuntos que le interesan a los votantes, no a la plana mayor de los asesores de campaña. Hacía falta "profesionalidad".
Estoy de acuerdo. Pero hay que recordarles a nuestros queridos periodistas, que la profesionalidad, no es lo mismo que el negocio. No se tiene profesionalidad porque se viva del periodismo. Hay algunos que hacen grandes negocios y fortunas saliendo en los medios, y dirigiéndolos. Pero no tienen "profesionalidad", son, incluso "militantes" de algunas causas o fines políticos. Cuando algunos "monstruos" de los medios se hicieron esa siniestra foto con Aznar y Arenas, para escenificar su compromiso con el PP, ponerse a su servicio, rastreramente, y darle su apoyo para cargarse a Felipe González (paradójicamente, nombrado el mejor político vivo del siglo XX, por Ansón, un partícipe de la foto), se asestó un durísimo golpe a la integridad de la profesión periodística en este país. De aquellos polvos, vienen estos lodos. Una lástima.
(Aznar y Arenas, con sus "huestes": Pedro J. Ramírez, Cándido, José Mª García, José Luís Gutiérrez, Martín Ferrand y Luís Mª Ansón. Algunos ya se decepcionaron con el líder del mundo mundial. Pero, esa es otra historia...)
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