lunes, 5 de noviembre de 2012

El Fiscal General del Estado y las macrofiestas


El fiscal general del Estado, Eduardo Torres-Dulce, ha asegurado que detrás de las macrofiestas como la del Madrid Arena en la que murieron cuatro jóvenes "hay todo un problema sociológico generacional, familiar, de estructura familiar, que hay que atender, pero sobre todo con la perspectiva de la legalidad", según nos informa Europa Press. Quiere que se haga una investigación rápida y "rigurosa" del caso, pero es él el primero que desvía la atención sobre la causa de las cuatro muertes del Madrid Arena. Al parecer esas chicas tenían un problema familiar, sufrían de desestructuración, sus familias estaban rotas o contaminadas por la inmoralidad. Esos miles de jóvenes (y no tan jóvenes) son individuos asociales, que viven y se divierten creando un problema para la colectividad. La misma cantinela moralista de antaño. No importa, parece, que se sospeche que la sala no tuviese las licencias preceptivas, que la empresa organizadora no debería haber contratado con la Administración, por tener deudas con ésta, o que la seguridad contratada fuese a todas luces insuficiente, que no se cumpliera con la normativa de seguridad regulada para este tipo de actos, con lo que se hubiese garantizado el desarrollo normal de éste. Esto es lo que hay que investigar. Pero para él lo importante es que estos jóvenes tienen una forma de divertirse que le parece al señor Fiscal General algo patológico sociológicamente hablando. Solo le ha faltado decir que no deberían haber estado allí. Que mejor era que estuviesen rezando, en compañía de piadosas familias y asesores espirituales que impregnasen del verdadero sentido cristiano a la fiesta de Todos los Santos. Con los "defensores de la vida" (la de los fetos, no la de ellas, tan casquivanas y amorales) y del verdadero matrimonio. No es justo, ni oportuno, ni correcto el razonamiento del Fiscal General. Estas niñas no han muerto por un hedonismo exacerbado de la sociedad actual, sino aplastadas por una avalancha humana, totalmente previsible y evitable, si se hubiese cumplido con la ley. Las macrofiestas nos gustarán más o menos, pero la diversión no mata. No se trata de prohibir las fiestas, como ha decidido la alcaldesa, Ana Botella. Deje a un lado la sociología de sacristía, señor Torres-Dulce. Y luego son los del PP los que dicen que alguien se quiere aprovechar de este accidente.

2 comentarios:

EL QUINTO FORAJIDO dijo...

Ayer vi imagenes del entierro de una de las pobres chicas y su familia parecía ser católica practicante, no creo que eso sea incompatible con asistir a una fiesta de Halloween, salvo para integristas católicos o musulmanes claro. Tampoco creo yo que el actual Fiscal del Estado sea tan integrista más bien es oportunista y se la pintan calva para salvarle el culo a Ana Botella en todo este asunto.

Francisco Javier Domínguez Peso dijo...

Por supuesto que está deseando salvarle el culo a la mujer de Aznar, pero, además, usa argumentos que suenan a de los más cercanos a ciertos grupos integristas cristianos con los que se le ha relacionado.