martes, 25 de marzo de 2014

Internet caro


Según la Comisión Europea en España tenemos el internet más caro, tras Chipre, de toda la Unión Europea. Llevo muchos años consumiendo y navegando por internet y siempre me ha salido caro. Todavía recuerdo esos anuncios gubernamentales que prometían el abaratamiento de las tarifas, gracias a la "liberalización" del mercado telefónico. Y tienen que venir desde Europa a decirnos que seguimos siendo unos pobres esquilmados por las compañías telefónicas que nos prestan estos servicios. Seguramente Rajoy dirá que tenemos internet por encima de nuestras posibilidades. Lo cierto es que la "santísima competencia" no ha venido a beneficiar al consumidor, por muchos parabienes que nos ofertasen desde los adalides del libre mercado.

Hoy, una amiga de la red, María, en su blog nos desvela el origen de un problema que le movió a despedirse por un tiempo de internet. Alguien había atado una mula o un burro al poste que lleva la señal a la zona donde vive y el animal había desconectado a los residentes del mundo, dando un tirón. Paradojas de la modernidad. Un simple animal se carga toda la red de comunicaciones ultra-tecnológicas, por la que pagamos un pastón. Según la Unión Europea, que no lo digo yo. 


Esto me ha recordado nuestros problemas domésticos con internet y con la televisión por vía telefónica. Ya se imaginarán qué compañía me suministra estos servicios, junto a la línea tradicional telefónica. Tenemos desde hace años los tres servicios contratados. Concretamente 10 mb para internet. Teóricamente, claro, pues no siempre (por no decir nunca) tenemos semejante velocidad y capacidad. En los últimos tiempos la mayoría de las veces no llegaba a los 3 o 4 mb de bajada, como norma general. Incluso no llegaba a 1 mb: 300 o 400 k, como mucho, como una antigua línea RBT, de las que nos servíamos con un modem, no la ADSL de hoy día. Esto era desesperante, sobre todo en fines de semana. Pero el colmo fue que a eso se unió que la televisión (el imagenio) empezó a colgarse, y a pixelarse repetidamente la imagen, desde hacía unas dos semanas, teniendo que volver a la televisión normal en muchos  momentos. Pagar para nada.

Llamé el domingo 16 a la compañía y, tras varias llamadas y los consabidos saltos de teleoperadora en teleoperadora, o tras la charla con un robot que te ordena dar diversos pasos mediante la grabación de voz correspondiente ("si quiere resolver un problema técnico, pulse uno"), llegamos a la conclusión de que había una avería, para la que me enviarían un servicio técnico. Eso ocurrió el lunes siguiente. Y vuelta a empezar. Primero nos instalaron un microfiltro en un teléfono, pues pensaban que ese era el problema, aunque les repitiese que internet no se cortaba, sino que el problema era de la televisión. Luego se pusieron a reprogramar el router. Varias veces, pues no había forma de que cesara el problema. Finalmente llegaron a la conclusión de que había que cambiar de router, a pesar de que más de una vez les indiqué que tenía varios años (más de cinco). Volvimos a ver la televisión sin problemas, tras la sustitución. 

Sabemos que los aparatos modernos tienen una vida muy limitada. El mercado manda y necesita que los dispositivos queden anticuados o "caduquen" en breve tiempo, para poder vender más y más aparatos. Esto es lo que pasaba. Así que se impuso el cambio del mecanismo. Espero que no me cobren este cambio, ya que los dispositivos son de la compañía. Lo que no espero es que me rebajen la tarifa, a pesar de los problemas de interrupciones de los dos servicios. Así nos tratan estas empresas que tanto poder tienen sobre sus sufridos clientes. Hoy me he acordado, al ver la noticia que nos desvela el estudio de la Comisión Europea. Y seguro que nadie hará nada y seguiremos teniendo el servicio más caro de Europa. Salvo Chipre, claro, que esos sí que tienen internet por encima de sus posibilidades. Que alivio ¿no?

2 comentarios:

José Felipe dijo...

Menos mal que Chipre también existe...

Francisco Javier Domínguez Peso dijo...

En este caso no vale eso de que "mal de muchos, consuelo de tontos". Aquí somos los tontos, aunque solo nos ganen unos pocos.