Hamlet es una de las obras más célebres de William Shakespeare, autor del que conmemoramos el 400 aniversario de su fallecimiento, casi coincidente con el de Miguel de Cervantes. La compañía Teatro Clásico de Sevilla lo puso en escena ayer en el Teatro Coliseo, y fue la obra que presenciamos, dentro del amplio programa de la Feria del Teatro de Palma del Río. Esta compañía es habitual y hemos visto montajes suyos de gran calidad, como El Buscón, o La estrella de Sevilla.
La obra Hamtel ha sido representada multitud de ocasiones, y ha dado lugar a diversas interpretaciones sobre su significado: político, psicológico, filosófico, sexual, las miserias humanas y/o familiares... Es el poder el elemento central de la trama. Un profesor mío de la universidad decía que la obra era un repertorio de lo que nunca debe hacer un político que conspira contra el poderoso, pues expone a la luz sus intenciones. Hamlet, príncipe de Dinamarca, es un artista que finge locrua y que desvela sus sospechas y sus intrigas, pero el arte no protege al conspirador, que termina sucumbiendo por obra y gracia del que quiere derribar, por muy corrupto que éste sea.
La representación cuenta con la solvente dirección y adaptación de Alfonso Zurro. La escenografía es simple y efectiva: unos espejos que hacen de bambalinas, ofreciendo diversas perspectivas de la acción, y un espacio que va cambiando con la luz y, sobre todo, con unas telas que pavimentan el escenario con colores diferentes según la escena o acto, resaltando el dramatismo de los acontecimientos. La interpretación es excelente, sin tacha de ningún tipo. El vestuario impecable. Solo una pega le pusimos algunos que la comentamos: la duración. Hamlet es la obra más larga de su autor, y la representación discurrió en 2 horas y media. En estos tiempos en que estamos, acostumbrados a la duración de las series de televisión y las películas (no más de hora y media) esta prolongación en el tiempo es difícil de seguir. Hoy día buscamos más el ingenio, la carga de fondo, que la extensión del mensaje. Los 140 caracteres de Twitter se están convirtiendo en el canon con el que medir los contenidos que el ser humano moderno (el digital, que se comunica por internet) está dispuesto a soportar. Por eso a muchos les pareció excesiva. La adaptación debería tener en cuenta estas cosas, por mucho que nos duela traicionar (supuestamente) en texto original.
Por lo demás, magnifico trabajo que se hizo merecedor de los premios Lorca del teatro andaluz que ha obtenido, ocho (Mejor Espectáculo Teatral, Mejor Adaptación Teatral y Dirección, Mejor Escenografía y Vestuario, Mejor Diseño de Iluminación, Mejor Intérprete Masculino, y Mejor Intérprete Femenina) en total de los diez a que aspiraba. Recomendable.
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