jueves, 10 de marzo de 2011

Gimnasia casera

En estos tiempos modernos que vivimos el sedentarismo es uno de los grandes problemas. Pasmos muchas horas pegados a la pantalla del ordenador, encerrados en nuestro puesto de trabajo, sentados en sillas, sillones o atados a una máquina de fabricación. Normalmente con desplazamientos en vehículos a motor, que hacen que nuestro organismo se resienta. Perdemos agilidad, engordamos a base de comidas rápidas, debido a horarios irracionales, y con alimentos ricos en grasas que, además de elevar el nivel del colesterol malo, nos dan sobrepeso. Y estamos esperando que acabe la jornada semanal para retozar en el sofá, tragándonos lo que nos echen por la televisión. Así, debido a estas condiciones hemos abandonado la costumbre de hacer un ejercicio sano, al aire libre, en espacios abiertos y amplios. Por eso en la televisión y otros medios vemos muchos anuncios que nos venden aparatos sofisticados con los que hacer ejercicio en nuestra casa. Máquinas de gimnasio, cintas para correr en el dormitorio, bicicletas estáticas y hasta pequeñas máquinas que nos dan masajes vibradores, que nos prometen el adelgazamiento de nuestros cuerpos, hasta conseguir una figura de modelo publicitario, y la estimulación y el fortalecimiento de los músculos, para convertirnos en fornidos atletas de salón. 

Pero la imagen que comentamos hoy nos revela que esto ya ocurría en tiempos pasados, que esto no es un mal de la vida contemporánea. En ella vemos una silla, el sillón que nos proporciona las sacudidas para nuestra salud. Nos dice que es la máquina de salud más importante jamás fabricada. Y la definen como una práctica sustituta doméstica de la silla de montar. Se ve que el spot es de tiempos en que predominaba el transporte en caballo. Y se pensaba que la silla de montar proporcionaba unas sacudidas muy saludables. Así declaran que es indispensable para la salud y la felicidad de millones de seres humanos que viven una vida sedentaria.

Esta silla parece que funciona con un resorte y unas ballestas que permiten el movimiento del asiento, accionado por las palancas de ambos lados de los brazos. Seguro que la persona que se sentara en ella podría sentir bajo sus posaderas el mismo movimiento que montado a caballo, con sus saltos, trotes, carreras, balanceos y poniendo en movimiento sus músculos para moverse y no caerse de la montura. Vamos, algo parecido a esas máquinas de musculación que vemos en los gimnasios actuales. Y en tiempos que no existían televentas ni teletiendas. Es que, como vemos, todo está ya inventado. 

1 comentario:

Euphorbia dijo...

Curioso, la wii fit de la época.
Un saludo