Lo más previsible, sin embargo, fue el palmarés resultante. Me temía que ganara la película Celda 211 y efectivamente ganó. Por la mínima, pero ganó a su gran contrincante Ágora, de Alejandro Amenábar. No he visto Celda 211, de Daniel Monzón, por lo que no la comentaré. Sí vi la película del “niño terrible” del cine español, o “niño prodigio”, que de ambas formas se le ha conocido. Me pareció una hermosa película, demasiado hermosa tal vez, pero, de ninguna manera vi en ella el supuesto ataque al cristianismo del que la extrema derecha y el clero católico habían protestado con vehemencia y virulencia verbal durante los días anteriores a su estreno y buena parte de los primeros pases. Históricamente podía tener errores, pero eso no justificaba el alud de insultos, calumnias y acusaciones de que fue objeto. Tal vez eso incluso le dio publicidad, consiguiendo unos resultados en taquilla envidiables. En la película se equiparaba todo tipo de violencia por motivos religiosos. Es más, empieza con un motín de los paganos que son los que inician los ataques a otros grupos religiosos, y que se entremezclan luego en una maraña de odio y crímenes de cristianos a paganos, de cristianos a judíos, de judíos a cristianos, de paganos a cristianos, etc. un ambiente de persecuciones mutuas que termina en desastre.
La figura de Hipatia encarna el intento de la razón por sobreponerse a ese ambiente cada vez más violento, pero de forma que no lucha sino que aparece resignada a no poder influir en un buen desenlace. Solo a aceptar su papel de amante del saber, por lo que permanece virgen y solo fiel a su estudio de la naturaleza. No sabemos mucho de su biografía real, por lo que el director se permite la licencia de inventarse una historia de amor como metáfora de las disputas entre corrientes religiosas, encarnadas en los pretendientes de la filósofa. Y el final, en parte inventado, sirve a este fin.
Dan igual las “aristas” históricas de la película. Lo importante es la llamada de atención contra el fanatismo, venga de donde venga. Pero decía que era previsible el resultado de la gala, porque la aparición en los cines de Celda 211 fue saludada con entusiasmo por ciertos medios, los que se ensañaron con Ágora, como la “respuesta” a la blasfemia. Una intensa campaña de publicidad consiguió llenar las salas donde se proyectaba. Curiosamente una televisión, Telecinco, participaba en la producción de las dos películas. No me extrañó pues que alguien de dentro de “la casa” quisiera “lavar su imagen” acallando el éxito de Ágora. Seguro que la película tiene méritos suficientes para recibir premios, pero no he ido a verla porque no me gusta el cine carcelario actual (con sus motines masificados, violencia extrema, etc). Luis Tosar me parece un magnífico actor también, y seguro que es una película de gran calidad. Pero decir como se dijo ese día y el lunes, que Celda 211 “arrasó en los Goya” me parece una interesada exageración.
Celda 211 obtuvo 8 premios de los 16 a los que optaba. Ágora, 7 de los trece en los que estaba propuesta. La mitad la primera, “algo más de la mitad” la segunda. Victoria por la mínima. Es cierto que los premios de la ganadora son de más relumbrón y los de la segunda “más técnicos”, pero, para mí eso no es lo importante. Contra la película de Amenábar estaba su carácter de “internacional”, con un reparto de lujo, rodada fuera de España y su alto presupuesto, lo que le convertía en un gigante “Goliat” a batir. Y eso también ha perjudicado desde hace algunos años a Pedro Almodóvar: su óscar, su reconocimiento internacional. Pero yo creo que en el ánimo de los votantes ha pesado también cierta “mala conciencia”. Ya lo ha expresado Escolar en su blog. Los cineastas españoles están pidiendo perdón a los periodistas del “régimen aznarista” ahora que las encuestas le son favorables al PP, por la rebelión del “No a la guerra”. Llevan algún tiempo “tendiendo puentes”, y las palabras del presidente de la academia, Alex de la Iglesia, lo apuntan, cuando hablan de errores y de mirarse al ombligo. Aunque tenga su parte de razón, esto supone coincidir en las críticas con los que hablan de los cineastas como el “sindicato de la ceja” o los “titiriteros chekistas”.
Y la guinda, para ganarse a los voceros de la derecha, era derrotar a Amenábar, derrotar a la “impía” (según habían sentenciado los inquisidores de los medios de comunicación ultras) Ágora. Ocurrió, era previsible. ¿No?. ¿Significa esto el inicio de una etapa de oscurantismo y autocensura en el cine y el arte en general en España?. No lo sé, pero parece que el miedo a perder el trabajo no solo está en las empresas “normales”, las culturales también se sienten amenazadas, por la crisis, y por los gestores de la economía, en un sector que sobrevive gracias a las subvenciones públicas. Demasiada alegría, demasiada complacencia con la gala, demasiadas sonrisas y parabienes en la prensa. Por eso, para dar una de cal y otra de arena, tal vez se apresuraron los premiados a asistir a La Moncloa, para que no se notara demasiado. El peso de la ausencia, no obstante, de algunos premiados (convenientemente destacada por los inquisidores), es bastante significativo. Y previsible.
(Foto de EFE)
7 comentarios:
Por supuesto, María, que Ágora no es irreverente. Solo que algunos están acostumbrados a la visión edulcorada que da Hollywood de los cristianos en aquella época, siempre como víctimas. Y aquí todos (judíos, cristianos, paganos) aparecen con sus virtudes y miserias, que les llevan al enfrentamiento violento. Esto es lo que sirvió de excusa a la prensa de derechas para fustigar la película.
Cuando hablo de "lavar la imagen desde dentro de la casa" me refiero a Telecinco, co-productora de ambas películas, Ágora y Celda 211. Poco tiempo después de estrenarse la de Amenábar sacaron Celda 211. Yo vi el trailer de la segunda, en el cine viendo la primera. Y Telecinco es una cadena propiedad de Berlusconi, amigo de Aznar y de su misma ideología. Tras las fieras críticas eclesiásticas y fachas, iniciaron una campaña publicitaria tremenda, que aún dura, en favor de la ganadora de los Goya. Sospecho que para anular el éxito de Amenábar (también).
Por supuesto no he criticado a Celda 211 (no la he visto), pero me olía que iba a ganar, tras esta campaña. Las críticas a la gala han sido por primera vez magníficas en medios de la derecha, curiosamente. Y lo que mosquea más es el discurso de Alex de la Iglesia, tanta autocrítica....raro, raro. Todo junto me hace sospechar, y lo peor es que era una sospecha anterior que el resultado me ha consolidado. No sé, no sé.
Y por supuesto que no creo que seas aznarista,jajaja. No sé por qué lo dices.
Un saludo.
Tampoco he visto Celda 211 aunque quiero verla cuando salga en DVD a ver si es tan buena como dicen. Respecto a Agora me gusta la manera en que recrea los conflictos religiosos a nivel del populacho de la ciudad de Alejandría pero las intrigas políticas de las altas esferas en mi opinión están muy mal reflejadas. Es normal que el pueblo ignorante, supersticioso y amedrentado se indignara y rebelara cometiendo masacres agitado por unos y otros, sin embargo es muy difícil de creer que los lideres y gobernantes se creyeran sus propios argumentos y no tuvieran meridianamente claro que la religión era sólo una herramienta que usaban a su antojo para conseguir sus fines. En ese aspecto los diálogos de Hypatia son muy ingenuos casi cándidos diría yo. Es para mi impensable que cuando Hypatia abvierte a todo un gobernador de Alejandría de las aviesas intenciones de un lider religioso u obispo, éste le responda..¿pero que me va a hacer si yo tambien soy cristiano? Ese hombre no hubiera llegado ni a mayor de edad en la enrevesada política romana del imperio oriental, no digamos a gobernar Alejandría. Si comparamos Agora con las séries "Yo claudio" o "Roma" el nivel de sus diálogos sale muy mal parado.
Tampoco vi la gala así que no puedo opinar de como lo hizo Buenafuente, yo también lo veo a diario y me parece un magnífico conductor del programa y monologuista muy bien apoyado por Berto y Ana Morgade. En cuanto al acercamiento del mundo del cine a un posible gobierno del pp, pues no estoy muy al tanto pero a groso modo no lo veo, más bien desencanto con el psoe, en fin el tiempo lo dirá si tenemos la desgracia de que gane Rajoy.
Un saludo amigo.
No quería decir que haya un acercamiento del mundo del cine al PP, sino que parece que, además del cansancio con Zp que tú dices, me parece que están preparando el terreno para cuando gobiernen éstos no estar demasiado enfrente. Al fin y al cabo necesitarán también sobrevivir como industria cuando esto ocurra. Lo que pasa, además, es que en el mundo del cine están también otros que no pertenecen al "sindicato de la ceja". De ahí la reacción de Telecinco.
Con tu crítica histórica a Ágora estoy en parte de acuerdo. Lo que ocurre es que si hubiese sido más realista hubiera necesitado otra visión (otra fotografía) y más metraje, para abundar en los detalles, como las series de las que hablas (magníficas), y además el cine de Amenábar tiene mucho de onírico, idealizado, no es tan realista (salvo Tesis). Los efectos especiales lo resaltan.
En fin, como cuando vi la película no hice la crítica, ahora he aprovechado la ocasión.
Un saludo.
Me reí mucho con BNF en los primeros 10 minutos de la gala, y yo no soy de risa fácil, el resto de la gala no estuvo a la altura del principio. Te perdiste lo mejor, por limpio.
Vaya, por estar en la ducha vi solo lo más soso. Que remedio, no soy Isabel la Católica, me ducho todos los días.
Me alegro de que hayas disfrutado con la película, María. Como decía en la entrada, yo no la he visto y no pongo en duda sus valores. Pero no creo que la vea, al menos en el cine. No es el género que me gusta. Como es de Telecinco, seguro que no tardan mucho en pasarla por televisión (cuando se pase la fiebre de los Goya). A lo mejor entonces...
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