jueves, 7 de abril de 2011

La huella del crimen

Uno de los problemas habituales de los días de lluvia en las ciudades. Los coches van a demasiada velocidad y salpican a los viandantes, cuando pasan por encima de un charco. No me quiero imaginar cómo quedó el pobre peatón, incapaz de salir corriendo para evitar el baño de las aguas pluviales, cuando los restos del salpiconazo dejaron la pared de esta manera. Y menudo susto se daría quien se lo encontrase al doblar la esquina: un monstruo jadeante, con boca y ojos desencajados, de seis patas o tentáculos, color marrón, y piel berrugosa, y repleta de rugosidades, como desprendiéndose del cuerpo, húmedas y malolientes ¡Que vienen los extraterrestres!

3 comentarios:

Euphorbia dijo...

¡Qué pintada más graciosa!
Me gustó
Saludos

Francisco Javier Domínguez Peso dijo...

Es muy divertida e ingeniosa, ¿te imaginas que fuese real?. Menuda faena para el pobre peatón,jajajaja.

Saludos

Francisco Javier Domínguez Peso dijo...

Por supuesto que es broma, María. Lo malo es que no es infrecuente que algunos que van presumiendo de coche se lancen a más velocidad de la debida y nos rieguen con los charcos de las calles, durante los días de lluvia. A mí me ha pasado alguna vez. Y maldita que hace la gracia entonces. Pero como montaje es gracioso y está bien conseguido.

Saludos.