viernes, 15 de junio de 2012

La imagen del viernes: la afición irlandesa


Mientras terminábamos la jornada de ayer del curso de diseño web, algunos (y algunas) tenían algún medio encendido, al mismo tiempo que hacían sus tareas, para seguir el partido de fútbol de la Eurocopa, entre España e Irlanda. Me di cuenta al celebrar varios compañeros (y compañeras, alguna con la camiseta de la selección, la roja, colocada en ese momento) el gol de Torres, al poco de empezar el encuentro. Luego, cuando acabamos, ya seguí el desarrollo desde el coche, de vuelta a casa. 


No soy muy futbolero, así que tampoco me maté corriendo en busca del vehículo. Por ello me perdí el segundo gol, que reconocí por los gritos de los vecinos de la calle por donde pasaba para recoger mi coche donde lo tenía aparcado. Se notaba que jugaba la selección: pocos varones por la calle, salvo en los bares, pocos vehículos circulando, incluso en la carretera (llegué unos minutos antes de lo habitual a casa). Los otros goles sí los oí por la radio, como el resto del encuentro. Y lo que me llamó la atención fue la "banda sonora" de fondo, Incluso después de acabar el partido. Los aficionados irlandeses cantaron un himno durante casi todo el encuentro, como si no pasara nada, como si no fuesen ellos los que iban perdiendo, tras el baño de goles recibido. No hubo altercados, los enfados se guardarían para la intimidad. Ni pitidos, ni abucheos, ni insultos. Solo el canto amable, emocionado y sereno de los aficionados desde la grada, apoyando y animando a sus jugadores. ¡Qué diferencia con otras hichadas! Algún comentarista deportivo dijo que aquello "era el fútbol". No estoy de acuerdo, desgraciadamente ese comportamiento no es lo habitual en el fútbol. Así que dieron una gran lección de cómo comportarse, con educación, con pasión, pero sin violencia ni malos modos. Y eso que el deporte les podría servir, como a nosotros, para desahogo de los males económicos que están sufriendo, al haber sido rescatados por culpa de su sistema financiero, como a nosotros. Por una mala política económica que les está obligando a pagar los platos rotos de fantasmas que antes se enriquecían con gigantes empresariales, con pies de barro. Se merecen un reconocimiento.

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