jueves, 16 de agosto de 2012

Los políticos piden ayuda a la Virgen para salir de la crisis

Ana Botella (PP)

¿Estamos a 28 de diciembre? ¿Es el día de los santos inocentes? ¿Es esto una broma de los medios de comunicación, ante la pertinaz escasez de noticias en temporada estival? No, es real. Si repasamos las noticias vemos cómo políticos de diferentes formaciones aprovecharon la festividad de ayer para pedir ayuda ante la crisis. Pero no a sus socios políticos, o a la Unión Europea, o el Banco Central Europeo. 

Emiliano García-Page (PSOE)

España se ha distinguido a través de la historia por este tipo de manifestaciones públicas de carácter religioso en las que se pide la intervención divina para que llueva y se acaben largas sequías, por ejemplo, para que cesen los efectos de epidemias como la peste, el tifus u otras enfermedades que causan numerosas muertes entre la población, para que cesen enfrentamientos.... El pueblo llano ha recurrido a los sacerdotes de la religión oficial, impuesta por el poder político, para que intercediese ante su dios. Y éstos han usado siempre de sus artes ministeriales y sus ritos para calmar el malestar de la plebe, o para acompañar a la nobleza y la realeza en sus quehaceres, dando un tinte de poder espiritual al poder político, legitimándolo.


Que eso pasara en otros tiempos es, por tanto, comprensible, pues el poder político se legitimaba por un supuesto origen divino (recordemos el famoso "Franco, caudillo de España por la gracia de Dios" de las monedas). Pero que, ahora, políticos de todo tipo, elegidos democráticamente, por medio de nuestros votos, para hacer y deshacer en nuestro nombre, se encomienden a entidades extra-terrenales, como si de nuevos sacerdotes se trataran, es intolerable. La ciudadanía, con su voto, es la que legitima al poder político. Y éste tiene como misión procurar el bienestar material, no el espiritual, de los ciudadanos, a los que representan. 

Iñaki Azkuna (PNV)

Se les vota porque se les cree capaces de conducir o reconducir la maquinaria del Estado para solucionar los problemas  sociales y económicos de los representados, porque en sus manos está la posibilidad de cambiar el estado de cosas (si se es de izquierda) o para mantenerlo porque se considera lo mejor (si se es conservador). No para que se declaren impotentes para su misión y prefieran que entes no mundanos sean los que "nos saquen las castañas del fuego". Semejante claudicación ante la realidad y tal declaración de incapacidad e impotencia solo merece la reprobación y la expulsión del cargo público que el pueblo soberano, el único dueño del poder político, les ha otorgado. ¿Tan inútiles se creen? ¿Tan inútiles son? El que quiera convertirse en intermediario entre los fieles y la divinidad, que se vaya al seminario o se meta en un convento. 

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