domingo, 20 de marzo de 2016

Gallinas felices


Mi madre tenía gallinas en la casa donde vivíamos de niño, en la calle José de Mora. Como era una casa grande, tenía mucho espacio, y en la parte que llamábamos el corral, nunca mejor dicho, había una antigua cuadra para caballerías, donde mi madre instaló su gallinero. Tenía su pesebre, su suelo empedrado y había accesorios donde se ataban las bestias y también donde se colgaban los correajes, arreos y aparejos (algunos abandonados allí, a pesar de no haber équidos nunca más). Una puerta, hecha con tela metálica, que formaba hexágonos, cerraba el paso. Allí criábamos las gallinas, alimentadas con los desperdicios de las comidas y algo de pienso. Unas gallinas que nos surtían de huevos y que nos comíamos también cuando ya no eran ponedoras eficientes. Ni que decir tiene, que pocas veces entrábamos en el gallinero (al que seguíamos llamando "la cuadra" por su original función), las imprescindibles para echarles comida, recoger los huevos y capturar las que iban a ser sacrificadas, ya que las gallinas vivían con relativa libertad allí, y el suelo estaba "tapizado" con todo tipo de residuos, no agradables de pisar. No sé si eran o no felices, pues, aunque jugábamos con ellas también de pequeños, como se ve en la foto, su lenguaje nos era ininteligible.


Hace algún tiempo, paseando por San Sebastián, Ana vio un cartel en una tienda, en el Bulevar, donde se anunciaba la venta de huevos de "gallinas felices". Le llamó la atención y me lo comentó después. ¿Cómo sabrán si las gallinas son felices? se preguntó. Yo tampoco me lo explico. Pero, buscando en Internet, hemos comprobado que el concepto "Gallina feliz" existe. Incluso hay un movimiento de granjeros que se autodenomina de esta manera. 


Esta semana, en la compra, Ana trajo un cartón de huevos y ¡oh, sorpresa! vimos en su envase que eran de gallinas felices, como vemos en la fotografía. Otra vez la expresión. Parece que se refieren a gallinas camperas o de cría ecológica. Gallinas que viven en un espacio más amplio que el de las granjas de producción masiva que se pusieron de moda a partir de los años 50 del siglo pasado. Son las gallinas que llevan en el código impreso en la cáscara un 1 o un 0 respectivamente.


Hace unos días vimos en un reportaje en televisión una granja donde se criaban las gallinas casi en libertad, en el campo. Cada una tenía una casita, como un chalet individual, donde tenía su ponedero, su palo o percha donde dormir, bajo techado, con un diseño muy mono, y del que podían salir para comer y retozar al aire libre en un gran espacio natural. Incluso había hilo musical, para amenizar las jornadas. El problema es que, por muy felices que viviesen con todas esas comodidades, todavía no habían conseguido que, de noche, cada ejemplar se fuese a su chalecito a dormir, y preferían hacinarse todas en una misma casa. Parece que la soledad no les hacía felices y buscaban la compañía en la noche. ¡Qué no les hablen de modas!


Los defensores de las gallinas "felices" dicen que los huevos son mejores que los de las que viven en granjas en sus jaulas. No todo el mundo que sabe de esto está de acuerdo. Seguramente porque no se trata solo del habitáculo donde vivan, ya que incluso las jaulas estabuladas son más higiénicas que la vida en libertad, o semilibertad como pasaba en "la cuadra" de mi antigua casa. Lo fundamental será la alimentación, esa que hace que los huevos sean con una yema más roja o anaranjada. Como decimos por aquí: lo que se come se cría. Si comen piensos compuestos (artificiales) tendrán la yema más amarillenta y clara, y con menos sabor. Y si comen variados productos (como pasaba en mi casa con las sobras de nuestra comida), sus huevos serán más ricos en nutrientes. Como también pasa cuando se crían en el campo, donde pueden comer todo lo que encuentran a su paso por el suelo, sean desechos, semillas o todo bicho viviente que se cruce en su camino.


En fin, que, tal vez, la felicidad de las gallinas no tenga nada que ver con su libertad, a diferencia de los seres humanos. Ni, por ahora, sé si sus huevos son mejores. Eso sí, los que pongan las así llamadas, seguro que son más caros. Y, así, sí serán "más felices" sus criadores.

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