He escrito varias cosas sobre CajaSur, la que fuera más importante caja de ahorros de Córdoba, y entidad financiera que copaba el porcentaje mayor del ahorro cordobés, extendida también por otras provincias. CajaSur pasó a ser un modesto monte de piedad a ser un verdadero poder fáctico, con la particularidad de que era propiedad de la Iglesia católica. El cabildo de la catedral cordobesa era quien llevaba las riendas de la caja, pero especialmente era Miguel Castillejo Gorráiz, el presidente de la entidad, quien gobernaba con plenos poderes y hacía y deshacía.
Era la suya una gestión personalista, que concitaba la adulación de quienes le rodeaban. Desde 1975 hasta 2005 fue el presidente y una especie de dios omnipotente dentro. Su poder era tanto que nadie se atrevía a rechistale. Sus favores fueron tantos, que cosechó innumerables adhesiones entre quienes se vieron beneficiados por su particular y paternalista forma de gestionar la caja. Cuando la normativa estatal y autonómica obligó a dar entrada a Diputaciones y ayuntamientos en los órganos de gobierno de CajaSur, lo aceptó a regañadientes, pero su oposición con el proyecto de la Junta de Andalucía de construir una caja única andaluza, le terminó enfrentando con los socialistas. Eso motivó que se echase en brazos de un PP que alcanzaba el poder con Aznar, y que, luego, tras la derrota de su sucesor, Mariano Rajoy, en 2004, tuviese que retirarse, previo pacto entre Griñán y el nuevo obispo (Asenjo), tras conseguir que echaran (con visita al Vaticano incluida) al otro obispo que habían enviado a la provincia. Era el llamado Pacto de Santa Lucía, que devolvía a la caja a la tutela financiera de la Junta y provocaba la jubilación como canónigo de Castillejo, propiciando su sustitución en la presidencia, aunque se aseguraron de que la mezquita se inscribiese a su nombre en el registro de la propiedad, tras el pacto.
Su mandato como presidente se caracterizó también por la polémica, por sus grandes gastos, su querencia al lujo y las fiestas y viajes que rodeaban muchas convocatorias de reunión de los órganos dirigentes. Se ganó el nombre de "Fray langostino" por su gusto por el marisco. Sus grandes emolumentos y la póliza con la que se aseguró un retiro dorado para él y sus hermanas, le granjearon la enemistad de quienes esperaban de él un comportamiento más austero, de acuerdo con las enseñanzas de su fe. Financió muchas obras y proyectos de la Iglesia. CajaSur, bajo su mandato, apoyó la economía cordobesa, pero también, al mismo tiempo, la condenó al fracaso, al financiar la burbuja del ladrillo, como otras entidades de crédito y ahorro, aliándose con los gobiernos comunistas de la capital (paradójicamente) y con empresarios del sector, como el famoso Rafael Gómez "Sandokán", el del caso Malaya. Elevó a los cielos económicos a CajaSur y fue el causante de su declive al embarcar a la caja en la aventura del ladrillo, que nos llevó a la crisis, no apoyando otros proyectos que a corto plazo no les eran más rentables.
Tras su retirada forzada en 2005 por el pragmatismo de la Iglesia, deseosa de llevarse bien con las tres administraciones (central, autonómica y provincial) gobernadas entonces por el PSOE, se refugió en una fundación apoyada desde la caja, que ha sido respetada por los nuevos dueños de CajaSur, los vascos de la Kutxa (que ha dado lugar a BBK Bank). Los problemas posteriores ocasionados por la mayoría liderada por el Cabildo catedralicio, dieron al traste con la caja, que fue entregada por ellos al FROB, perdiendo posteriormente la identidad andaluza y convirtiéndose en banco. No sé si Castillejo apadrinó la entrega, con tal de evitar que Unicaja se fusionase con ellos, por el temor de quedar en manos de "los socialistas" como pensaban, pero ese fue el principio del fin. Y la caja la perdieron a pesar de las muchas pataletas que el Cabildo ha tenido después.
Miguel Castillejo ha muerto hoy. Muchos le recordarán con agradecimiento y fervor. Mañana la prensa, sobre todo la provincial (muy agradecida por su "apoyo") glosará con numerosos elogios su figura. Otros también rememorarán la pérdida de su trabajo, tras los EREs en CajaSur, la ruina de su negocio o el desahucio. Un cura banquero es una especie singular, que provoca filias y fobias de igual manera. Castillejo será recordado más como el banquero paternalista y todopoderoso, que como el sacerdote cercano a sus feligreses. Y como un personaje político de primera magnitud que hizo temblar a más de un político (todavía recuerdo su cara entre perpleja y enfadada, en una asamblea de la caja, cuando yo era consejero general por el ayuntamiento palmeño, al ver que algunos votábamos contra sus propuestas, y cómo nos miraban los demás consejeros afines), o empresario, pero que terminó derrotado por su propia soberbia. Descanse en paz.
1 comentario:
Que Dios lo tenga en su gloria......pobrecillo
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