El castro de Coaña, o Castelón de Villacondide, en el concejo de Coaña (Asturias) es un yacimiento arqueológico, Bien de Interés Cultural de primer orden, pues fue el primer castro que fue excavado y estudiado. Lo visitamos en nuestro viaje de vacaciones del verano pasado. Y como sabéis de mi interés por la cultura celta (de ahí parte del nombre del blog) le voy a dedicar un reportaje, ya que pudimos conocerlo in situ, y contamos con las explicaciones de un guía, que nos ayudó a comprender el monumento.
Los castros son poblados fortificados, anteriores a la presencia romana en la península ibérica, que se sitúan en el noroeste, principalmente (Asturias, Galicia y norte de Portugal), extendiéndose su presencia también hasta el País Vasco, por la cornisa cantábrica y adentrándose en el cuadrante noroccidental peninsular. Suele atribuirse a la cultura céltica, aunque en la actualidad se crea que este tipo de edificaciones sea originario de la población anterior, adoptando características célticas y hasta romanas (edad del hierro y posteriores). Algo que vimos con cierto detalle en este castro.
Camino de entrada, con foso, murallas y garitas |
Foro o plaza pública |
Entrando ya en el recinto amurallado vemos dos construcciones que llaman la atención. A la derecha una recinto rectangular que sobresale del terreno y que antes creían que era una torre. Por hallazgos en yacimientos posteriores, se cree que se trataba de una plaza pública, un foro. Nos encontramos, por tanto con edificaciones de servicio o uso público.
Termas |
Como la que hay en la "otra acera", enfrente. Un edificio que tuvo falsa cúpula (lo sabemos por las piezas de pizarra que se superponen en uno de sus muros, con cierta inclinación, y que todavía están en pie) y que se supone son unas rudimentarias termas o saunas.
Baño y calderas |
Se conservan cañerías, un baño de granito y el lugar donde se calentarían las piedras, que echaban luego en el depósito de agua, que generaba el vapor. Ambos espacios pueden ser tardíos y delatan cierta influencia romana.
Cabana de teito de Veigas |
En el "barrio" norte encontramos las diversas cabañas donde moraban sus habitantes. Cabañas que perviven, con las lógicas transformaciones, en las llamadas "cabanas de teito" (por su característico techo de materia vegetal) que vimos en otros puntos de la Asturias rural, y que se reproducen en muchos lugares de España y Europa.
Cabaña de planta redonda |
Las hay de tres tipos fundamentales. La primitiva de planta redonda. La de planta cuadrangular con esquinas redondeadas. Y las de planta rectangular, ya de influencia romana.
Cabaña cuadrangular con esquinas redondeadas |
Las cabañas, por lo general, no son exentas, sino que se agrupan formando calles irregulares o pequeñas plazas. Algunas tienen un vestíbulo en la entrada. Y una presenta unos escalones en su fachada, lo que hace suponer que tenía dos plantas.
Escalones exteriores de acceso a posible segunda planta |
El techo era vegetal (ramas o paja), descansando en un armazón de madera. Se han encontrado unos discos de piedra, con un agujero en el centro, que se creen eran unos contrapesos que se ataban a los cabos de las cuerdas que sujetaban la cubierta vegetal.
Disco de la techumbre de una cabaña |
Como este material no se conserva, solo los muros nos recuerdan el tipo de construcción. Las cabañas no tenían ventanas, solo la puerta de entrada.
Diferentes tipos de molinos |
Entre el ajuar encontrado y expuesto destacan los diversos molinos: piedras con agujeros que se usaban como morteros, losas planas donde se molían los granos con una piedra o un cilindro del mismo material, y otros más modernos formados por dos piezas que giraban una sobre la otra, accionando la superior con alguna vara de madera y con un agujero en el centro donde echar el grano.
Muralla interior delimitadora de la acrópolis |
El recinto tiene una zona más elevada sobre el terreno (conocida por eso como la "acrópolis") y rodeada de murallas, donde se cree que estaba el ganado. No pudimos visitarlas, pues estaba acordonada. Tal vez ese fuese también un lugar idóneo para las prácticas religiosas, aunque, debido al carácter naturalista de los cultos celtas, no quede vestigio edificatorio que mostrar, o éstos se realizasen en los bosques cercanos. Solo se conoce una estela circular, próxima al lugar (que no vimos), que tal vez tuviese sentido espiritual. Posteriormente sí se le ha atribuido sentido religioso, asociado al cristianismo (la "Piedra de Nuestra Señora"), prueba de un fenómeno de aculturación.
Calle y "acerado" |
Las calles estaban empedradas con losas de pizarra clavadas en vertical, para reforzar el piso. Hay zonas con acerado y conducciones subterráneas, posibles cloacas. Algo que denota cierto desarrollo urbanístico.
Murallas exteriores y terraplén natural hacia el arroyo |
Alrededor de las construcciones hay una doble línea de murallas. Por el camino de entrada hicieron un foso y terraplén. Pero por la otra zona, además de los muros artificiales, el declive del terreno facilita su defensa. Algo que se ve reforzado por la presencia de arroyo Sarriou, de donde, además se surtían del agua que necesitaban.
Murallas y torreones |
El recinto dispone de un centro de interpretación, donde se exponen objetos o reproducciones de lo más significativo de la vida de estas personas y, con numerosos paneles y fotografías, se nos explica ésta: armas, herramientas de la minería o la agricultura etc. Pero no nos permitían hacer fotos, así que no tengo de ninguna. La visita, no obstante, fue de lo más interesante, ya que pudimos hacernos una idea bastante fiel del hábitat y modo de vida de aquellas gentes, con una cultura y sentido urbano más desarrollado del que hemos creído durante mucho tiempo.
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