Año bisiesto, año siniestro, dicen. Y este año está siendo particularmente así en lo que a fallecimientos se refiere. Ahora le toca al cantante Prince, al genio de Minneapolis, que tanto nos hizo disfrutar y bailar cuando éramos jóvenes, en los ochenta y noventa. Muere joven (bueno, en estos tiempos cualquiera que no tenga todavía 65 años es joven, e incluso algunos con esa o más edad parecen jóvenes a la luz de las modas actuales), nos dejó de repente, sin esperarlo. Quiso desbancar a otro cadáver exquisito, Michael Jackson. Para algunos lo logró, para otros no, aunque nadie pueda negar la calidad de su trabajo, donde se funden pop, rock, soul, blues, gospel. Se nos presentó con su nombre de pila o sin nombre, con un símbolo. Siempre fue un innovador. Mejor dejar las palabras y recordarle con su música. Aunque hoy suene mucho Purple rain, que también fue película, yo prefiero Cream. Elegancia y sensualidad a raudales. Adiós, genio.
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