Muchos están viendo en estos días de tanta confusión, con las conversaciones, presuntas negociaciones, propuestas de pactos e imposición de condiciones para negociar, la posibilidad de disponer de gobierno en próximas fechas, sin repetición de elecciones, una especie de carnaval, donde quienes se ponían el traje de solemnidad para decir una cosa, ahora se visten de otro modo y comunican algo diferente, incluso lo contrario, sin perder la compostura. Eso era algo habitual cuando las promesas electorales se quedaban en papel mojado, al llegar al gobierno. Ahora, que no hay gobierno (o solo en funciones, mejor dicho), los quiebros, requiebros, serenatas, caretas, disfraces y máscaras, parecen que pululan por toda suerte de lugares públicos, donde tener presencia nuestros políticos. Un carnaval. Eso me recordó el escaparate que vi en una tienda de disfraces de Bilbao, hace unos días. Un disfraz de preso, con grandes grilletes y cadenas, en un maniquí que sostiene la careta de... Mariano Rajoy. Y una banda con la leyenda: "La has cagao". Que cada cual saque sus conclusiones. Y que siga la fiesta.
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