Nos estamos acercando a la festividad de difuntos, y la muy antigua y arraigada costumbre de visitar los cementerios para recordar a nuestros antepasados. Por ello, en estas fechas, se habla en los medios de comunicación sobre el tema de la muerte y sus asuntos colaterales. Veo en la web de RTVE una curiosa noticia al respecto. Se ha celebrado la 17ª Exposición de tecnologías, artículos y servicios de la industria funeraria "Necrópolis-2009", en Moscú, y ha sido premiado un invento que introduce las nuevas tecnologías en este mundo: la teletumba.
Se trata de una lápida interactiva que sustituye a las lápidas tradicionales, tan frías, tristes, marmóreas. Una pantalla táctil que te ofrece un menú de opciones, como conocer la biografía del difunto, vídeos, fotografías, grabaciones de audio, y te permiten incluso grabar tu propio epitafio o condolencia, para que sea conocida por futuros visitantes, a través de una webcam y un micrófono. Pronto nos hablarán de cementerios 3.0.
Siempre me ha dado un poco de grima ver algunas tumbas donde se introduce, junto con el texto, la fotografía del difunto. Es como si te estuviese observando desde otro mundo y esperase que te portes bien con su memoria. Si tiene éxito este invento, además, el futuro morador de la tumba podrá dejar grabados sus últimos deseos respecto a sus visitantes, para que éstos y todo el mundo los conozca de primera mano, con su propia voz e imagen. Da una sensación más desagradable pensarlo:
“Y tú, Maruja, no te olvides de traerme flores de verdad y no de plástico, cada aniversario, que siempre has sido muy tacaña”.
“Pepe, ahora sí que vendrás a tiempo para verme, porque si no todo el cementerio sabrá a qué te dedicabas cada noche, mientras estábamos casados”.
Los cementerios dejarán de ser un lugar tranquilo y silencioso, solo incordiados por los cantos de los pájaros o por los sollozos de los familiares supervivientes. Tanta pantalla, funcionando al mismo tiempo, seguro que convierte a los camposantos en una especie de cibercafés, repletos de biografías, chismes, músicas y comentarios superponiéndose en un ambiente cuasi festivo en lugar del tradicional recogimiento que los caracteriza en la actualidad. ¿Se imaginan que unos agricultores enfrentados toda su vida por los linderos de sus tierras dieran su versión ya muertos en sus lápidas-pantallas?. Menudas polémicas se oirán ahora entre los visitantes y familiares a costa de sus deudos fallecidos. O que un vecino coincida con el médico al que acusaba de no haberle curado sus males. ¡Cuantas venganzas se harán realidad!. Y todos serán protagonistas, a costa de los únicos que no podrán ya defenderse, ni cambiar de opinión, si es preciso u oportuno. La conocida frase “Descanse en paz” pasará a mejor vida, nunca mejor dicho.
Seguro que hasta los profanadores de tumbas celebrarán el hallazgo tecnológico. Menudas juergas se podrán correr vengadores de agravios pasados y de imposible reparación en vida, o los ladrones de joyas, mediums, satanistas y demás fauna siniestra. Habrá quienes, además de los instrumentos rituales y los animales para el sacrificio, se llevará algún pen-drive con vídeos de misas negras y música de black-metal, para instalarlo en la lápida y hacer que el cadáver “colabore” en el ritual. Terminarán convirtiendo estos tristes recintos en algo así como casinos, programas del “corazón”, discotecas o espectáculos al aire libre. Y pronto a alguien se le ocurrirá emitir, entre epitafio y condolencia, algún anuncio publicitario, para contribuir al coste (siempre alto) de una morada para la muerte.
En fin, los tiempos cambian y el negocio funerario también evoluciona adaptándose a los nuevos hábitos de sus futuros usuarios. Yo, como no tengo ningún interés en erigir monumento funerario alguno que me inmortalice, y prefiero la incineración, ya dejaré instrucciones de que no se ubique ninguna pantalla de este tipo donde se esparzan mis cenizas. Así no daré la oportunidad a ningún perjudicado en vida, de desquitarse con una película satírica sobre mi vida, cuando ya no me pueda defender. Hasta estas cosas se aprende que hay que tenerlas previstas. Al final, esta “vida después de la muerte”, aunque no nos guste, podrá imponerse para trivializar aún más este mundo tan prosaico.
Se trata de una lápida interactiva que sustituye a las lápidas tradicionales, tan frías, tristes, marmóreas. Una pantalla táctil que te ofrece un menú de opciones, como conocer la biografía del difunto, vídeos, fotografías, grabaciones de audio, y te permiten incluso grabar tu propio epitafio o condolencia, para que sea conocida por futuros visitantes, a través de una webcam y un micrófono. Pronto nos hablarán de cementerios 3.0.
Siempre me ha dado un poco de grima ver algunas tumbas donde se introduce, junto con el texto, la fotografía del difunto. Es como si te estuviese observando desde otro mundo y esperase que te portes bien con su memoria. Si tiene éxito este invento, además, el futuro morador de la tumba podrá dejar grabados sus últimos deseos respecto a sus visitantes, para que éstos y todo el mundo los conozca de primera mano, con su propia voz e imagen. Da una sensación más desagradable pensarlo:
“Y tú, Maruja, no te olvides de traerme flores de verdad y no de plástico, cada aniversario, que siempre has sido muy tacaña”.
“Pepe, ahora sí que vendrás a tiempo para verme, porque si no todo el cementerio sabrá a qué te dedicabas cada noche, mientras estábamos casados”.
Los cementerios dejarán de ser un lugar tranquilo y silencioso, solo incordiados por los cantos de los pájaros o por los sollozos de los familiares supervivientes. Tanta pantalla, funcionando al mismo tiempo, seguro que convierte a los camposantos en una especie de cibercafés, repletos de biografías, chismes, músicas y comentarios superponiéndose en un ambiente cuasi festivo en lugar del tradicional recogimiento que los caracteriza en la actualidad. ¿Se imaginan que unos agricultores enfrentados toda su vida por los linderos de sus tierras dieran su versión ya muertos en sus lápidas-pantallas?. Menudas polémicas se oirán ahora entre los visitantes y familiares a costa de sus deudos fallecidos. O que un vecino coincida con el médico al que acusaba de no haberle curado sus males. ¡Cuantas venganzas se harán realidad!. Y todos serán protagonistas, a costa de los únicos que no podrán ya defenderse, ni cambiar de opinión, si es preciso u oportuno. La conocida frase “Descanse en paz” pasará a mejor vida, nunca mejor dicho.
Seguro que hasta los profanadores de tumbas celebrarán el hallazgo tecnológico. Menudas juergas se podrán correr vengadores de agravios pasados y de imposible reparación en vida, o los ladrones de joyas, mediums, satanistas y demás fauna siniestra. Habrá quienes, además de los instrumentos rituales y los animales para el sacrificio, se llevará algún pen-drive con vídeos de misas negras y música de black-metal, para instalarlo en la lápida y hacer que el cadáver “colabore” en el ritual. Terminarán convirtiendo estos tristes recintos en algo así como casinos, programas del “corazón”, discotecas o espectáculos al aire libre. Y pronto a alguien se le ocurrirá emitir, entre epitafio y condolencia, algún anuncio publicitario, para contribuir al coste (siempre alto) de una morada para la muerte.
En fin, los tiempos cambian y el negocio funerario también evoluciona adaptándose a los nuevos hábitos de sus futuros usuarios. Yo, como no tengo ningún interés en erigir monumento funerario alguno que me inmortalice, y prefiero la incineración, ya dejaré instrucciones de que no se ubique ninguna pantalla de este tipo donde se esparzan mis cenizas. Así no daré la oportunidad a ningún perjudicado en vida, de desquitarse con una película satírica sobre mi vida, cuando ya no me pueda defender. Hasta estas cosas se aprende que hay que tenerlas previstas. Al final, esta “vida después de la muerte”, aunque no nos guste, podrá imponerse para trivializar aún más este mundo tan prosaico.
5 comentarios:
Para hacer negocio todo vale.
Y este de la muerte es un negocio seguro: todos tenemos que morir algún día.
divina de la muerte, vamos.
¿en "andalú" significaría otra cosa no?. La teletumbá es algo así como la tele acostada, ¡diiigo!
acostada o "erecta" (ozú, qué cosas)
Estimado Schevi.Veo que no has escrito nada de nada acerca del probñema de la naranja en Palma con la semanita tan movida que llevamos, ¿es un asunto banal? ¿no tienes opinión sobre ello? ¿O es que no interesa? Recordemos nuestros incios obreros y comenta algo en tu blog. O es que no te dejan. Un saludo muy cordial, sólo pido que te mojes en este asunto como lo han hecho en cuervoamarillo.
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