¡Ay, señora!, ¿pero, qué hacemos? Ya me imagino que el nene tendría muchas ganas de orinar. Que le estaría dando la tabarra, porque todavía no controla esfínteres. ¿Pero no había otro sitio donde poner al niño a evacuar su sacrosanta vejiga urinaria? Luego nos quejaremos de que no hay educación, de que los maestros no enseñan normas de urbanidad, de que los jóvenes no respetan las normas de convivencia en la calle. Protestaremos porque, después de emborracharse en el "botellón", dejan hecho un asquito nuestro barrio... Y encima ya es que ni respetan a los agentes de la ley. ¿Es que no ha leído el rótulo de la "furgona", señora?
Lo que no sé es si llegaron a tiempo los policías, cogiendo in fraganti al "meón", o solo encontraron las "huellas del delito". Al menos el olorcito les dejaría algo más que mosqueados. ¡Ay, ay, ay, ay, ay!
2 comentarios:
Me has recordado a un amigo mío, periodista él, todo pulcro, educado al máximo, pijito, y un día el pobre que no podía aguantar y que era verdad eh, no encontraba un bar abierto, nada, buscó una esquina...
y ¡zas lo pilló la policía local!
Multazo jajaja, era impensable que alguien se creyera que lo habían multado por eso jjj, pues cayó jj
Y a poco que te descuides cae cualquiera, Alfonso, como tu amigo. Todas las semanas prácticamente firmo alguna multa o inicio de expediente por denuncia de la policía local o guardia civil, fruto de encontrarse a alguien haciendo aguas menores en la calle. Como si estuviésemos en tiempos remotos.
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