Maria del Carmen Castellano, alcaldesa del municipio canario de Telde quiere cerrar sus bibliotecas municipales. Estas son sus palabras: "Las bibliotecas no dan nada de dinero, y hay 14 personas trabajando en ellas". Para esta dirigente del PP solo merecen existir servicios municipales que produzcan dinero, que generen beneficios económicos. ¡Cuanta aberración! Es la idea tradicional de que la cultura solo debe pertenecer a las minorías, a las élites adineradas que pueden pagarla. La cultura, para ella, es un despilfarro.
Las bibliotecas de este municipio de 101.000 habitantes están gestionadas por una empresa municipal, que ha sufrido un ERE y donde los trabajadores llevan tres meses sin cobrar sus salarios. Seguramente sea un error haber creado un ente empresarial para gestionar las bibliotecas. Bueno, más bien, hay que afirmar que es un error, pues responde a la idea de que las bibliotecas son una actividad empresarial, en lugar de un servicio público. Y, claro, las cuentas ahora no cuadran. La excusa perfecta para cargarse las bibliotecas. Cuando lo que tendrían que hacer es pasarlas a gestión con personal propio del ayuntamiento, pagado con impuestos, no como un negocio particular. Seguro que esta noticia ha saltado porque alguno de los de su partido quiere poner a esta ciudad como ejemplo de lo que quieren hacer con la reforma de la legislación local. O se privatiza o se cierra. Ese es el lema. Y esta alcaldesa, que parece saber mucho de cómo financiarse, no está dispuesta a pagar del erario público este servicio tan fundamental.
Nada me sorprende. De la derechona se puede esperar cualquier cosa. La cultura siempre les ha estorbado, la han perseguido porque da miedo a los que no quieren la libertad. Porque la cultura, sobre todo, abre camino a la libertad. Y permite pensar sin imposiciones ideológicas o religiosas. Por eso se atribuye a Hermann Göring esa frase rotunda: "Cuando oigo la palabra cultura, cojo mi revólver." Por eso una de las primeras cosas que hicieron los nazis fue quemar bibliotecas. Quemarlas o cerrrarlas, qué más da. Con la cultura siempre son enérgicos.
3 comentarios:
Que una servidora pública desprecie los servicios públicos que ella misma tiene que gestionar, es muy revelador del momento histórico y político que estamos viviendo.
Los servicios públicos no pueden medirse por criterios de rentabilidad económica, pues son derechos de los ciudadanos y no un lujo.
También he opinado sobre este tema aquí:
http://buenostextos.weebly.com/4/post/2013/07/las-bibliotecas-no-dan-dinero-acaso-deben-darlo.html
Saludos.
María, su mentalidad mercantilista se ve en todo lo que sean servicios públicos que sirvan para todos. Mira cómo no piden el cierre de las escuelas privadas de la Iglesia, sino que exigen subvenciones. Estas escuelas no son rentables económicamente, pero no se les toca. Se quiere eliminar la igualdad de oportunidades que garantizan los servicios públicos, costeados con impuestos progresivos. Esa es la cuestión, la clave.
Saludos.
Buenos textos, estos gobernantes que tenemos son contrarios a los servicios públicos. Ellos solo quieren sus privilegios, por eso están desmontando el estado del bienestar, con la excusa de la crisis.
Saludos.
Publicar un comentario