lunes, 7 de septiembre de 2015

Sandalias romanas


Hace años publiqué una entrada, titulada "Palma intramuros: cristianos, musulmanes y judíos", que finalizaba haciendo mención a la judería de Toledo. Ésta está delimitada y plagada por olambrillas con motivos hebreos, como la menorá o la transcripción del nombre Sefarad. Una forma de no perderse en esta parte tan importante del casco antiguo de la antigua capital imperial.


Este año hemos pasado por León, haciendo una breve parada en la capital de este viejo reino hispano medieval. Una ciudad que merece otra visita por todo lo que encierra y no pudimos contemplar con el detenimiento que se merece. 


Esta ciudad tiene origen romano y todavía quedan pruebas de ello, como son las murallas que construyeron alrededor del campamento ocupado por las legiones romanas. Hace tiempo que también señalizaron la ruta que hemos de seguir para conocer el legado romano. Solo que esta vez no son losas cerámicas los indicativos sino unas reproducciones de huellas. Concretamente de las huellas que dejaban las sandalias que usaban los legionarios romanos. En ellas vemos los agujeros que dejaban los clavos que tenían en la suela las "caligae", nombre con que se conocían estas sandalias de cuero. Con ellos se aseguraban su firmeza y servían para asentar mejor los pies en el suelo, como hacen los clavos de las botas de fútbol, por ejemplo. De su nombre tomaron el apodo de Calígula ("botita") para Cayo Julio César Augusto Germánico, el cruel emperador romano. Pues bien, estas huellas de pisadas nos guiaron por el espacio monumental que pervive del pasado romano leonés. Otro motivo para volver a la ciudad.

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