Caballero: ¡Ah del castillo!....
¿Hay alguien ahí?....
¡¡¡Voto a Bríos!!! ¿Por qué nadie me contesta? ¡Vigíaaaaass!
Guardia: ¡Pardiez! tened cuidado, por vuestra alma. Que el dragón cuida de la cerradura. ¿No lo ve vuesa merced?
Caballero: ¿Un dragón?. A fe mía, que si osara embestirme le ensartaría como mi lanza....
Guardia: Atento, mi señor. Que aquesta bestia no responde a envites ni amenazas. Es el mensajero que llevará vuestra ánima a los cielos, si osas atacar la atalaya. Volved pues sobre vuestros pasos y tened la noche en calma.
Caballero: ¿Quién me mandaría a mí meterme en estas hazañas?.
Vigía, caso te haré, pero ¡volveré! Y espero, vive Dios, que no haya excusa mañana. El castillo, con dragón o sin dragón, con sierpe o sin fabulosa alimaña, será para mí mi morada.
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