Hace tres años, mi mujer fue a Italia en visita a Lodi, una ciudad cercana a Milán. Fue con otra compañera del colegio, pues se trataba de una de las acciones del Programa Comenius. "El Programa Comenius tiene por objeto reforzar la dimensión europea en el campo de la educación infantil, primaria y secundaria, promoviendo la movilidad y la cooperación entre centros educativos.", Visitaron un centro de esta localidad, cuyos docentes, participantes en el programa, habían estado en Palma del Río tiempo atrás. Su colegio estaba participando con otros centros de otros países que hicieron el intercambio con nuestro municipio, conociendo nuestra escuela, nuestros monumentos, gastronomía, la economía local, etc.
Ellas (porque fueron solo mujeres) visitaron la ciudad italiana realizando similares actividades. Y mira por donde, viendo una exposición de murales hecha por los alumnos, se percataron de unas fotografías de Palma, donde aparecía imágenes del Convento de Santa Clara, la parroquia de la Asunción, murales de los niños palmeños, y una foto de las maestras en la recepción que se hizo "in Comune" (como reza en el mural), es decir, en el ayuntamiento. "Pero si ese es mi novio", dijo mi mujer cuando vio que el que acompañaba a las maestras italianas era yo. Donde menos te lo esperas salta la liebre. Menuda sorpresa se llevaron también las profesoras de allí: la autoridad que les había atendido en la recepción era ni más ni menos que el consorte de una compañera. Se sentirían bien atendidas, supongo.
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