domingo, 21 de noviembre de 2010

El Valle de los Caídos

La ley de memoria histórica (LEY 52/2007, de 26 de diciembre, por la que se reconocen y  amplían derechos y se establecen medidas en favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura) ha sido una de las más polémicas del  los mandatos de Zapatero. Esta semana hemos conocido, coincidiendo con el 35 aniversario de la muerte de Franco, la petición de algunos Foros por la Memoria Histórica, de la "voladura controlada" de la Gran Cruz del Valle de los Caídos, que se desmantele su basílica y que se exhumen los restos enterrados de Francisco Franco y José Antonio Primo de Rivera.

Ya me he pronunciado de algunos aspectos inoportunos de esta ley. Esta petición de voladura me parece, además de inoportuna, una soberana barbaridad. No voy a compararla con la voladura de los budas afganos por parte de los talibán, porque ya lo han hecho otros, con los que no quiero que se me identifique. Pero hay otros argumentos.

Toda manifestación de la inteligencia humana plasmada en la materia tiene dos vertientes. Una puramente material, derivada de su elaboración, los materiales empleados, sus dimensiones, etc. Y otra, subjetiva, teniendo en cuenta su utilidad, si finalidad, las emociones que provoca, los recuerdos que trae a la mente, la sensibilidad que estimula, etc. La técnica y el arte son posibles gracias a esta última característica. Por eso y por su subjetividad, dan lugar a posibles diferentes opiniones o gustos sobre ellas. Sin duda, para los Foros de la Memoria, el Valle de los Caídos "sólo representa la muerte infame y dolorosa que aguarda a los que se rebelan contra el poder". Para otros es algo diferente.

La ley de memoria histórica ordena  "la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la Dictadura." Y, además, dedica un artículo específico al Valle de los Caídos, el art. 16. ¿Es un objeto de exaltación de la sublevación militar, la guerra civil o la dictadura?. A mi juicio la misma ley, en el artículo 16 lo niega, al reservar su uso para "lugar de culto" y "cementerio público", prohibiendo la realización de actos políticos. Puedo entender la subjetividad vivida por los Foros, pero la objetividad consagrada en la ley lo contradice.

Existen además argumentos históricos. El arte a lo largo de la historia ha ido cambiando en cuanto a gustos, estilos, técnicas y motivos expresados. Puede que no demos valor artístico al monumento del Valle de Cuelgamuros, pero es innegable el carácter de monumento arquitectónico de carácter histórico ya. Ejemplos de monumentos históricos con origen "poco recomendable" tenemos muchos.


Las pirámides de Egipto son monumentos funerarios que expresan la egolatría de los faraones que ordenaron su construcción. Soberanos tiránicos y autócratas que emplearon miles de obreros, tal vez muchos a la fuerza, esclavizados, durante los muchos años que duraron las respectivas edificaciones. Ejemplo de soberbia, que ha dado lugar al calificativo de faraónico para calificar lo grandioso y fastuoso (lujoso, excesivo, no necesario). ¿Las derribamos por su oscuro y tenebroso fin y pasado?


El coliseo romano, donde murieron innumerables personas (gladiadores) y animales, en múltiples luchas organizadas para diversión de los 50.000 asistentes de sus gradas. Fue,  supuestamente, también escenario para el martirio de cristianos durante las persecuciones. Sufrió posteriormente el saqueo para usar sus materiales constructivos, como materia prima para edificar palacios y templos. Sin embargo se mantiene en pie, protegido como monumento único.


El Arco de Tito Vespasiano, situado junto al Foro Romano, levantado para celebrar la pacificación de Palestina, tras la definitiva derrota de los insurgentes y mesías judíos. Tiene una decoración consistente en relieves donde los legionarios romanos portan la menorah o candelabro de siete brazos, robada del templo de Jerusalem como trofeo de guerra. Hoy día sería considerado una exaltación del antisemitismo, de mala memoria tras la segunda guerra mundial y la matanza masiva de judíos en los campos de exterminio nazi. A nadie se le ocurre derribar este portentoso arco triunfal.


Y para finalizar (pues pueden ponerse muchos más ejemplos, como para llenar libros enteros) otro ejemplo de arco triunfal. El Arco de Triunfo de París. Levantado por Napoleón, general francés de origen corso, que asoló Europa, para crear un imperio, supuestamente influenciado por los principios de la Revolución francesa, de libertad, igualdad y fraternidad, pero impuestos por la fuerza de las armas. Sigue en pie, a pesar de la violenta destitución del emperador, ocupando un lugar esencial del centro parisino. Como siguen en pie la Muralla china o la Ciudad prohibida, a pesar del fanatismo desatado en la mal llamada Revolución cultural maoísta, por ejemplo.

Los motivos y sensaciones, como digo, son siempre subjetivos. Creo que no debemos sentirnos tentados a destruir todos los vestigios de nuestro pasado, por oprobiosos que nos parezcan. Volar la cruz del Valle de los Caídos, repito, es una barbaridad, similar a otras que se han hecho por venganzas también reprobables. Y, además, también servirá su presencia para recordar a algunos la vergonzosa complicidad de la Iglesia española con la Dictadura de Franco. No está nada mal que ese recuerdo siga ahí, para que rectifiquen de una vez y se haga efectiva de verdad una reconciliación entre todos los españoles.

13 comentarios:

Jóvenes en Libertad dijo...

Estoy totalmente de acuerdo contigo, creo que por un lado deben de quitarse los símbolos franquistas, pero no derribar un páramo precioso (a mi parecer es un lugar muy muy bonito). Además el que siga estando nos recordará siempre lo que es una guerra, que nunca es deseada, que nunca hay que intentar que surga, que quede constancia de los fallecidos de los dos bandos, del sufrimiento y hambre que pasaron tantos españoles e intentemos que esto no vuelva a ocurrir. Creo que es un error querer olvidar la historia, hay que aceptarla e intentar que no se vuelva a repetir.

Francisco Javier Domínguez Peso dijo...

Gracias María. Naturalmente si quisiéramos destruir todo lo que es contrario a nuestras ideas o nos molesta, no habría dinamita en el mundo para ello. Además de ser una barbaridad. ¿Por qué, si buscamos preservar la memoria histórica, nos empeñamos en destruir lo que nos ayuda a hacer memoria?. Es absurdo. Y hay tantas cosas que esconden un trasfondo trágico, como tú apuntas, por ejemplo, con el canal de los presos...No debemos perder la cabeza y darle de paso argumentos al adversario.

Francisco Javier Domínguez Peso dijo...

Bienvenido, Jóvenes en Libertad. No coincido ideológicamente contigo en nada, según he visto en tu blog, pero coincidimos en que hay que aceptar la historia como es, y en este caso, para que no vuelva a repetirse. Gracias por la visita.

Anónimo dijo...

Los animales irracionales hacen las cosas por instinto, y muchos de los racionales humanos también, si bien nosotros siempre pretendemos justificar como racional todo aquello que hacemos y es locura, en cuyo caso anteponemos siempre una razón racional que justifica lo irracional.

Quemar una casa, una propiedad, una iglesia o un convento. Destruir un símbolo, una bandera, un crucifijo, o la imagen del demonio; eso no queda justificado por nada.

Pretender justificar la desaparición de los símbolos religiosos, sean de la creencia que sean; eso es irracional y cerril. Y quienes se empeñan en que desaparezca la Cruz del Valle de los Caídos, eso es lo que son –cerriles e irracionales, pues su mente por la causa que sea está tarada. Y que no lo justifiquen con ideas democráticas y republicanas pues ellos no lo son.

So. Andrés Castellano Martí. Gracias.

Francisco Javier Domínguez Peso dijo...

Efectivamente, Andrés, destruir templos es irracional, sean cuales sean. Destruir los budas afgadnos fue irracional, pero también lo fue lo de la mezquita de Córdoba o la destrucción de los templos romanos cuando se impuso el cristianismo como religión oficial, o la destrucción de los templos pre-colombinos en la conquista de América. No merecen respeto ni un extremo, ni otro.

Tan irracional es la destrucción de símbolos, como la imposición de símbolos concretos de una parte en lugares públicos, que son de todos. Por eso es irracional y no democrático que se impongan crucifijos en las escuelas públicas o en las sedes de organismo públicos. El apelar a la tradición o a supuestas mayorías no solo no es democrático, sino una muestra más de la irracionalidad de la imposición religiosa, propia de los fanatismos que están medrando en muchos credos religiosos.

Jesús Herrera Peña dijo...

Schevi, oigo a los del Foro de la Memoria Histórica y veo que tienen razón; te oigo a ti y a otros muchos que opinan lo contrario de ellos y veo que tenéis razón también.
Yo no sé a qué carta quedarme; hay sesudos argumentos muy de tener en cuenta, en ambos argumentos diametralmente opuestos.
Yo, en mi modestia, sólo pediría una cosita muy sencillita:
Que quiten de allí todas las cruces y demás símbolos religiosos del interior de la cueva; que retiren de allí a la congregación de frailes y se los lleven a algún convento de España; que retiren, en fin, todo vestigio religioso y partidista (redundancia, porque la religión es un gran partido); que retiren e allí todos los cadáveres y los entierren en los correspondientes cementerios oficiales; que le cambien el nombre por "El Risco de la Nava" o por "El Valle de Cuelgamuros".
O en el más mínimo de los casos, qu lo dejen en un "cementerio de lujo" sin más.
¿Qué...? ¿Que no cuela, verdá?

Francisco Javier Domínguez Peso dijo...

Jesús, yo solo me he pronunciado sobre la "voladura controlada" de la cruz que ha propuesto el Foro. Me parece un acto bárbaro.

Sobre las demás propuestas de las que hablas tengo puntos de acuerdo, incluso por lo del nombre (que me parece muy acertado cambiarlo). El inconveniente es la misma ley de memoria histórica que reserva el uso del edificio para el culto y como cementerio. Esta es una de las cuestiones inoportunas de las que hablo (sin desarrollar) en el post sobre esta ley. Lo lógico es que los familiares entierren a sus fallecidos dignamente en sus lugares de origen, y no como están allí, por imposición.

En fin, mucho se puede hablar, pero destruir el monumento me parece una mala medida.

EL QUINTO FORAJIDO dijo...

Para mi también debe permanecer, no tiene sentido volar lo que tantas vidas costó construir, eso si debería convertirse en un monumento para el recuerdo y no la exaltación de asesinos, si es del estado que sea un espacio para todos donde se pueda ir a recordar una lamentable parte de nuestra historia.

Francisco Javier Domínguez Peso dijo...

Coincidimos, Quinto Forajido.

Saludos

Alfonso Saborido dijo...

Pienso como tú. En Jerez tenemos un problema igual, particular. Con la estatuta de la plaza principal de la ciudad, la del Arenal, de Miguel Primo de Rivera, que era jerezano.
Hay grupos que quieren quitarla y la mayoría que no.
Era un dictador, sí. Pero el monumento también es una obra de arte y forma parte de la historia.
Quitarlo no lo entendería la mayoría de la gente.
Yo lo dejaba, así aprendemos historia. Cuando un niño lo vea y pregunte, se le explica quien fue ese señor.

Octavio Junco dijo...

Si hay que destruir todo cuanto se ha construido injustamente en tiempos pasados, utilizando mano de obra de esclavos, de presos, siervos o pobre gente obligada por el hambre, destruyamos el pasado en su conjunto.
¡Fuera las pirámides egipcias, el Arco de Tito Vespasiano, el Coliseo romano, como señala Schevi!
Pero añadamos todos los monumentos romanos en Hispania (Acueducto de Segovia, puentes romanos como los de Mérida o Córdoba, teatro de Mérida y todo cuanto quieran los del Foro de la Memoria Histórica), ya que los romanos utilizaban esclavos para la construcción de obras públicas.
Destruyamos la Giralda de Sevilla, los templos y minaretes almorávides y almohades (de paso, el trozo de muralla almohade que nos queda en Palma), pues muchos historiadores afirman que las invasiones de Al-Ándalus por parte de aquellos fanatizados pueblos del desierto, acarrearon violencia, crímenes y deposición de reyes de taifas, como Almutamid de Sevilla, poeta y humanista que fue desterrado a África, donde murió.
Destruyamos las catedrales e iglesias cristianas de Andalucía, pues muchas fueron construidas sobre las ruinas de mezquitas que, a su vez, se habían construido sobre templos visigóticos destruidos por los invasores musulmanes del siglo VIII, como la de Córdoba o nuestra Iglesia de la Asunción, de Palma).
Destruyamos las obras de nuestros antepasados españoles en América, que fue conquistada y cristianizada por las armas.
¡Destruyámoslo todo, coño!
¡Destruyámonos a nosotros mismos, que estamos destruyendo tantas cosas!
¡Destruyamos a la especie humana, que es la mayor destructora de todas las especies animales!
Disponemos de fantásticas bombas nucleares que nos facilitarían la noble tarea destructora (si se comenzó con Hiroshima y Nagasaki, ¡pues adelante con el resto!)
Si acaso, conservemos a quienes proponen la voladura de la cruz y monasterio benedictino de Cuelgamuros, pues así garantizaremos futuras destrucciones.

Octavio Junco dijo...

Vuelvo a leer mi "comentario", quince meses y medio después de publicado en este meritorio blog de Schevi , y compruebo que se mantiene "virgen"; valga decir que nadie ha entrado en él.
Ello me hace pensar que, por lo general, los "comentaristas" de este tipo de publicaciones se atreven con los textos cuya condición crítica se mantiene dentro de los límites de lo particular, de aspectos parciales del tema, pero se detienen ante aquello que nos sitúa ante lo absurdo, lo contradictorio, lo irracional que, en ocasiones, manifiesta la condición humana.
La posición iconoclasta, en este caso de la Cruz del Valle de los Caídos, o Cuelgamuros, pone de manifiesto idéntico salvagismo destructivo, idéntica irracionalidad, fanatismo que el de aquéllos que inspiraron la construcción del munumento. Pero con una notable diferencia, aquéllos construyeron, mientras que éstos sólo serían capaces de destruir. ¿Por qué nadie propone construir otro grandioso símbolo, de igual o superior mérito, que honre a los patriotas republicanos de la guerra civil? Yo, que viví con mi madre en bando republicano hasta el día mismo en que finalizó la contienda, me uniría gustosísimo a tal iniciativa.

Francisco Javier Domínguez Peso dijo...

Amigo Octavio, este post es uno de los más visitados, pero no por el tema en sí, sino por la imagen, que tomé prestada, de las pirámides de Egipto. En el mundo en que vivimos los temas de debate, discordia o incluso enfrentamiento, tiene corta vida. Aquella noticia del deseo de volar el monumento de Cuelgamuros tuvo su corta vida y solo interesaba a pocos, menos de los que nos creemos, a pesar del ruido producido. Ahora hay intereses más cercanos y dolorosos, como para entretenernos en reliquias históricas. Y respecto a tu propuesta, o alternativa al derribo, supongo que tendría escasos seguidores.