Hoy 11 de septiembre se cumplen 40 años del golpe de estado que acabó con el gobierno de Salvador Allende en Chile y también con la democracia en ese país, por muchos años, dejando atrás miles de asesinados y desaparecidos. Para mí, que un país hermano intentase su vía democrática hacia el socialismo fue un aldabonazo intelectual de importancia, a pesar de mi corta edad. Desde entonces me sentí seducido por las políticas de izquierda, como una componente más de mi bagaje ideológico, además del republicanismo. El golpe militar, para acabar por la fuerza con esa experiencia, fue un hecho impactante que, además, ha marcado la conciencia política de muchos jóvenes demócratas que vivimos la Transición.
La experiencia socialista chilena tuvo sus luces y sombras, pero desde el primer momento contó con la rabiosa oposición y el boicot de la derecha nacional, los empresarios y las empresas multinacionales que dominaban la economía chilena, especialmente importante por la producción del cobre. La crisis económica interna y la aún vigente guerra fría entre Estados Unidos y la ya extinta Unión Soviética, aceleraron la crisis política, a la que contribuyó la victoria parlamentaria de la derecha que, en un régimen presidencialista como el chileno, hacía prever una gran inestabilidad. Incluso sus partidarios llegaron a dividirse en su apoyo, gracias a las típicas "discusiones por la verdadera izquierda".
El 11 de septiembre de 1973 los militares dieron el golpe de estado con una violencia inusitada, asaltando el palacio presidencial y provocando el suicidio de Allende. Los campos de concentración se extendieron por el suelo chileno. Una dictadura, a cuyo frente estaba el general Augusto Pinochet acabó con las libertades políticas, con el apoyo de los gobernantes de Estados Unidos (Nixon), que no querían otra Cuba en sus cercanías, en el territorio que ellos consideraban su "imperio". El general aplicó con entusiasmo las doctrinas económicas neoliberales propagadas desde el gigante norteamericano.
Entonces, algunos que ahora se llaman liberales en España apoyaron el golpe militar, como muestra la portada del periódico ABC del 12 de septiembre de 1973. "Contra el caos creciente, contra la vía al socialismo de Allende que ha arruinado al pueblo chileno, contra la amenaza de una dictadura marxista, contra el desastre absoluto social, económico y político del país; en defensa de la paz, del orden, de la ley, de la libertad, de las conquistas sociales de los trabajadores, del diálogo y la convivencia normales se ha alzado el Ejército de Chile, columna vertebral de la nación y única posibilidad de salvación, hoy, para el entrañable país hermano, merecedor de mejor suerte. Ojalá que los militares, una vez cumplida su misión quirúrgica de urgencia, devuelvan a Chile al normal ejercicio de la democracia dentro de las líneas constitucionales de aquel Estado hispanoamericano." Así rezaba la portada del periódico. La democracia tardó mucho años en llegar, incluso con la afrenta de que el dictador Pinochet quedase como senador vitalicio. A punto estuvimos de ver un atisbo de decencia cuando el ex juez Baltasar Garzón ordenó su detención en una visita a Londres y para traerlo a España a fin de ser juzgado por delitos contra la humanidad. No pudo ser. Los "liberales", con la ayuda del gobierno español de entonces (Aznar), lo impidieron. Cuarenta años después, quedan todavía asuntos pendientes por resolver en Chile.
2 comentarios:
Bonito y documentado artículo.
Te felicito.
Muchas gracias, Jesús.
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